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Cassie se despertó con un pensamiento en mente. Estoy enamorada de Regulus Black, pero ella se vio obligada a levantarse de la cama con otro pensamiento: Regulus Black, el hombre del que estoy enamorada, no está en nuestra cama.
Frenéticamente se quitó las mantas y bajó corriendo las escaleras. Ha habido numerosas ocasiones en las que se ha despertado sin Regulus en su cama. él estaba investigando o preparándole el desayuno, pero no estaba haciendo ninguna de esas cosas mientras Cassie revisaba la biblioteca y la cocina.
Cuando hubo registrado toda la casa, Cassie lo sintió.
Cassie sintió el retraimiento que experimentó cuando ella y Regulus no se hablaron después de la fiesta de James. Sin embargo, esto fue peor. Porque entonces Cassie sabía que ella y Regulus encontrarían el camino de regreso el uno al otro. Siempre lo hicieron. Pero ahora no estaba tan segura.
Mientras hundía las rodillas en la alfombra, con las lágrimas acumulándose debajo de ella, un pensamiento rondaba por su mente. Esperaba que pensarlo lo suficiente pudiera transferirlo a Regulus. ¿Cómo pudiste dejarme? ¿Cómo podrías agregarte a la lista de personas que he perdido?
Regulus había escuchado sus palabras. no sabía cómo pero lo hizo. ¿Cómo pudiste dejarme? ¿Cómo podrías agregarte a la lista de personas que he perdido? Esperaba que algún día, algún día en los años venideros, Cassie se diera cuenta de que era para ella.
Esto era para ella. Siempre iba a ser para ella.
Puede que haya estado enamorada de Sirius, pero al menos encontró en su corazón la capacidad de amarlo.
Eso en sí mismo fue lo más grande que Regulus jamás haya sentido. y fue lo último que pensó mientras tomaba su último aliento.
Fue exactamente en ese momento cuando Cassie, en el otro lado del mundo, se agarró el pecho agradeciendo a Merlín que ya estaba en la cama. La familiar sensación de agua llenando sus pulmones y la incapacidad de dormir fue lo único que pudo sentir durante una hora hasta que fue nada.
Cassie quería ahogarse de nuevo en lugar de sentir el vacío que sentía ahora.
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¡Cassie! ¡Cassie! Fue el sonido del puño que resonó en la casa por primera vez en cinco meses.
Durante cinco meses Cassie no habló, ¿Con quién hablaría yo? durante cinco meses Cassie no lloró, ¿Qué haría eso? Durante cinco meses, Cassie no se molestó en salir de la casa, ni de su habitación, en absoluto.
Entonces, ¿Por qué diablos estaba la profesora McGonagall en su casa? Pensar que no decir nada era la mejor manera de lograr que se fuera fue una idiotez cuando el profesor abre la puerta del dormitorio.
