No se ha conocido a nadie mejor en el sexo oral que Río. Podría decirse que es su don. Todas las parejas que ha tenido se lo han dicho. Consigue los mejores orgasmos y squirts, incluso gente que nunca había tenido uno ni sabían lo que era.
Y su secreto es muy sencillo, le encanta. Le encanta la sensación. Empaparse la cara, el cuerpo. Jamás se aparta en una eyaculación. Tanto en su vida como en sus relaciones siempre lleva el control, le gusta mandar y proteger a su gente. Le encanta que le hagan caso. Pero, sobre todo, que se den por completo y se dejen llevar. Y ¿qué mayor acto de entrega que abrirse de piernas para su disfrute? O al menos así lo veía Río. Y a Nerea, con quien estaba anoche, tampoco le pareció una mala idea.
Entraron en la habitación ya comiéndose a besos. Las manos de Río repasaron la espalda de Nerea y aprovecharon a desabrochar su sujetador. Ésta se dejó hacer con gusto, desnudándose rápidamente y llevando el encuentro a la cama. La lengua de Río repasó las prominentes curvas de la chica morena hasta llegar a sus muslos. Acarició su piel hasta que el simple aliento cálido sobre su vulva hizo a Nerea estremecerse una vez más. Todo su cuerpo pedía a gritos ese don que caracterizaba a Río, ese que tantos orgasmos y tanto deseo le había causado.
Susurró un entrecortado "por favor", mientras acariciaba suavemente su nuca, y su cadera no podía evitar acercarse a esa boca que tenía tan, tan cerca. Río seguía besándola, acariciando todo lo que abarcaban sus manos y deleitándose en la sensualidad que Nerea desprendía allí tumbada, excitada y suplicando.
Empezó sin prisa, disfrutando cada gota, cada olor, notando el cuerpo de Nerea alrededor de su cara a medida que profundizaba aquel cunnilingus. Escuchaba los gemidos atenuados por los grandes muslos que presionaban sus orejas. Tenía tal control de aquel cuerpo conocido que era capaz de atenuar el ritmo en el momento exacto para retrasar un poco más el orgasmo. Se ayudaba en ocasiones de las yemas de sus dedos o de leves movimientos de cuello para coger aire sin abandonar su manjar.
Se dejaba llevar y perdía el sentido más allá de aquella conversación entre los labios menores de Nerea y su propia lengua. Quizá por ello no escuchó la advertencia de la morena que trataba de contenerse sin mucho éxito.
Y así, tras un orgasmo inigualable que la dejó sin palabras. Río quedó inundada de mucho más que placer. De algo más cálido que el squirt que tan bien conocía. Nerea se puso tan nerviosa que no supo cómo reaccionar y casi no se atrevía a mirar hacia abajo. Pero Río subió por su cuerpo con el pelo empapado y una sonrisa goteando en su cara. Sus ojos brillaban, jadeaba y la miraba con un ardor que solo podía ser deseo. Deseo de más, de pasión, de lujuria, de fantasías... Río le arrancó un beso apasionado, casi necesitado e íntimo. Un beso al que correspondió y que borró todas sus vergüenzas.
Con nuevas caricias y muchos más besos, volvieron a enredarse en un sexo feroz. Las sábanas se llenaron una vez más de fluidos, de deseo y de algún que otro arañazo al aferrarlas en el momento del clímax.
Cuando lo dieron por terminado, cuando el cuerpo no dio más de sí. Río se aclaró la garganta y se secó la cara con el dorso de la mano, saliendo una última vez de la entrepierna agotada de Nerea. Descansaron felices unos segundos y se marcharon a compartir la ducha antes de dormir.
—¿Tienes que ir al servicio o te he dejado del todo seca?
—Pues ya sabes que normalmente tengo que mear, pero creo que esta vez te lo he echado todo a ti... Esto... ¿Lo... siento?
—Para nada, y la lo puedes hacer más veces, porque no sabes cómo me ha puesto. Si a ti te parece bien, claro.
—Por supuesto. Aunque tendré que comprar algo para las sábanas o me quedo sin cama en tres noches que vengas... Y no te voy a dejar escapar tan fácilmente, mi estrella dorada.
Sonrieron felices, terminaron de ducharse y Río le propuso dormir en su casa mientras se secaba el colchón, que había quedado algo encharcado tras su encuentro. Nerea aceptó encantada, además así hablarían sobre ese nuevo fetiche de su D por excelencia. Aunque tenía sentido, ¿no? Al fin y al cabo, siempre le había encantado empaparse del orgasmo de sus parejas y llevar su sabor en los labios.
ESTÁS LEYENDO
(K)Ink-tober 2023
RandomUna idea loca que surgió al ver la lista del inktober de este año. En vez de dibujar, ya que no sé hacerlo, llevarlo a mi terreno y hacerlo en forma de relato. Erótico o relacionado con ese mundo, como suelen ser mis relatos. Con algo de Kinks y B...