[Como es la última de la lista, os hago un poco de trampas y os dejo una minúscula muestra de Descubriendo, una novela que tenéis disponible en Amazon si os gusta el relato y queréis saber más de la parejita. Disfrutadlo.]
Tras unos segundos de descanso, mi parte dominante recuperó el mando y, viendo la excitación que aún tenía Hannah, exigió más.
—Separa las piernas —gruñí, aferrando su muslo entre una de mis manos para apremiarla a hacerlo más rápido.
—Sí, Mistress —contestó con voz entrecortada, forzando su flexibilidad para abrir las piernas todo lo que sus músculos le permitían.
Con el camino despejado, al fin pude recuperar el movimiento de mis dedos dentro de ella. A ellos se unió pronto mi boca, que se lanzó sobre su clítoris para recuperar ese sabor que me enloquecía. Mis caricias carecían por completo de sutileza, no podía decir que tanteara el terreno, sino que más bien devoraba, acorralando esa zona sensible entre mis labios y jugando con mi lengua sobre ella hasta rozar el límite. Sin llegar a pasarlo nunca, lo alternaba con pequeños mordiscos a su alrededor, lamiendo el placer que no cesaba de empapar mis nudillos.
Como Hannah estaba sentada sobre sus manos y apoyada contra el respaldo, no tenía mucha posibilidad de movimiento. No obstante, aprovechó que me arrodillaba frente a ella para saborearla mejor y alcanzó mi entrepierna con su pie. Sabía lo que era capaz de hacer con ese pie, así que lo agarré con la mano libre, pegándolo a las patas del sofá.
Castigué su gesto con un mordisco algo exagerado en sus ingles sensibles. Gritó en una mezcla de dolor y placer que me erizó los pelos de la nuca. Temí haberle hecho demasiado daño, pero las gotas de su excitación que mojaron mi nariz me tranquilizaron. Me di por satisfecha con el castigo y continué bebiendo de ella mientras mis dedos hacían movimientos muy sutiles sin dejar de penetrarla.
Un gemido gutural y atronador llenó el salón y me vi atrapada por sus muslos, sin poderme separar de su empapada entrepierna y ese sabor que llenaba mis fosas nasales, haciendo que una corriente eléctrica atravesara mi columna vertebral, justo hasta mi propio sexo excitado.
Abrió de nuevo sus piernas, pidiéndome perdón entre jadeos. No sabía bien si lo pedía dentro del rol, como su Mistress, por haber desobedecido la orden de mantenerlas abiertas, o si se disculpaba por casi ahogarme en sus fluidos. Pero no encontré motivos para enfadarme por aquello en ninguno de los casos, así que me limité a sonreír, recuperando el aire.
Retiré mi mano y la limpié con algo de papel que había guardado en el bolsillo. Me volví a poner de pie frente al sofá, donde ella siguió convulsionando torpemente, intentando reponerse. Aproveché para desnudarme y grabar su imagen agitada en mis retinas. No había duda de lo sexy que estaba y lo mucho que llegaba a excitarme nuestro juego.
Su cara estaba roja de esfuerzo y los músculos de sus brazos se marcaban intensamente a su espalda, donde sus manos aún reposaban bajo sus nalgas. Le temblaban las piernas y destacaban las zonas en las que había apoyado mis manos al beber de ella.
«¡Para que luego digan que hacen falta cadenas! Dudo que pueda moverse más que si le pongo unas simples esposas. Y así no hay nada que tape mi juguetito ni me impida degustarlo a mi antojo. Además, ¡hay que ver lo bien que le queda la postura de las narices con ese cuerpazo que tiene! Pequeña, espero que me aguantes, porque has despertado a un monstruo que quiere comerte enterita». Mi mente era un hervidero de posturas, de juegos, de placeres rozando los límites... Pero sobre todo de Ella, de todo lo que podíamos hacer juntas mi chica y yo.
Sobra decir que estaba encantada con nuestra relación y esa afición fetichista que compartíamos no tan en secreto.
Su mirada encendida se cruzó con la mía mientras yo divagaba y ella repasaba mi cuerpo desnudo. Siempre se fijaba en uno de los lunares sobre mi cadera, luego pasaba sus pupilas fugazmente por mi vientre y seguía subiendo. Su contemplación era un arte, más aún en aquella pose que acentuaba nuestra diferencia de altura. Mordía su labio sin darse cuenta y apretaba los puños esperando la orden que le permitiera acariciar mi piel clara. Mi libido me empujaba a lanzarme contra ella y llevar sus manos a mis pechos para entregarme a ese exquisito placer que eran (y siguen siendo) sus dedos. Pero ¿qué clase de Mistress sería si no aprovechase a jugar con ella un poco más?
Cuanto más intensa era su mirada, cuándo más fuego desprendían sus ojos, cuánto más se mordía el labio y marcaba en él su dentadura aún sin limar... más acercaba mis curvas, tentándola a lanzarse a por ellas. Sin embargo, cada vez que el espacio entre nosotras se hacía casi inexistente, tan solo mis labios tenían permitido deleitarse.
Babeando y haciendo un esfuerzo sobrehumano por no separar sus manos del sofá, Hannah aguantó el tipo todo lo que le fue posible. Hasta que mi lengua repasó tan suavemente su areola que toda su piel se puso de gallina y no pudo contenerse más. Podía con un contacto intenso, pero la suavidad y la sutileza eran su punto débil, llegaban a volverla realmente loca de desesperación. Además, mi cuello se le ofrecía mientras yo centraba mi concentración en su pecho, así que no resistió más la tentación y lo atrapó entre sus labios marcando los dientes con pasión.
Sus manos escaparon de su posición y repasaron mi espalda, mientras su boca aún tenía presa mi yugular. No fueron más que unos segundos, pero no necesitaba más. Era la reacción que estaba esperando en ella. Le dejé disfrutar esos instantes de victoria hasta que su mano se enredó en mi pelo.
Entonces volví a apresar sus muñecas entre las mías, usé mi propio peso para inmovilizarla contra los cojines y enfrenté su mirada con dureza. Forcejeó, me retó con la mirada y trató de robarme un beso más. Yo sonreía y ella se desesperaba cada vez más por no poder llevar a cabo ninguno de sus intentos de fuga.
—¿Qué pasa juguetito? ¿Te has quemado de tanto jugar con fuego?
ESTÁS LEYENDO
(K)Ink-tober 2023
RandomUna idea loca que surgió al ver la lista del inktober de este año. En vez de dibujar, ya que no sé hacerlo, llevarlo a mi terreno y hacerlo en forma de relato. Erótico o relacionado con ese mundo, como suelen ser mis relatos. Con algo de Kinks y B...