Éramos igual de tercos.

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El sonido de que alguien tocaba la puerta me saco de mis pensamientos, camine hacia ella y la abrí.

-Mira encontré esto-. Era Noah, lo mire me sentía rara, tal vez mal, porque lo que estaba evitando que pasará estaba pasando sin darme cuenta, yo me estaba empezando a acostumbrar a verlo, a tenerlo cerca, y eso era lo que no quería que sucediera.

-Es un gel-. Dijo mientras lo sacaba de la bolsa de plástico que traía en las manos. - Me dijo la chica que era muy bueno para reducir el dolor y la inflamación de los golpes-. Era una botella de plástico de color verde algo pequeña y decía Aloe Vera.

-En verdad no creo necesitar eso, con el tiempo se quita.

-Si, eso lo se pero te ayudará con el dolor, estoy seguro que te duele-. Se acercó a mi.

-Yo me lo pongo ¿okey?

-Esta bien-. Dijo mientras me lo entregaba, me sente en el sillón, lo destape y comencé a aplicarlo en los moretes, se sentía gelatinoso y algo fresco.

-¿Por qué no fuiste a trabajar?-. Pregunte ya que quería saber cuál era la razón por la cual no había ido a trabajar, osea no tenía sentido que hubiera faltado así sin más.

-La verdad... solo quería estar bien... Contigo.

- A qué te refieres?-. Lo mire confundida.

- Ya sabes...- Note cierto nerviosismo en sus palabras.

-No, no lo sé por eso pregunto.

-Ayer... me comporte de manera grosera contigo, y pensé que estarías molesta por eso, o no se, solo quería disculparme por mi comportamiento de ayer.

Camino hacia la mesa y saco lo que había en la bolsa, era un contenedor desechable, de esos donde te ponen la comida para llevar, de allí saco una pequeña bolsa con tostadas.

-Ven-. Camine hacia el, él me entrego la bolsa que al parecer aún tenía algo más. -Esto es tuyo.

Me asome para ver qué era, involuntariamente una sonrisa se formó en mis labios.

-Por allí me contaron que te encantan los Ferrero Rocher, tal vez no sean muy saludables pero uno a la semana no te hará daño-. Negué con la cabeza, estoy segura de que Sandra le dijo, en serio necesito que deje de ayudar a este tipo.

Destapó el contenedor de comida dejando ver una rica ensalada de atún.

-Yo la prepare hoy temprano, ya se que te encanta comer saludable así que espero que te guste.

-Ya comiste tu?

-No, pero no creo que te lo vayas a acabar todo tu sola.

-Pense que era solo para mí-. El me sonrió.

-Ahora, crees que puedas perdonarme por lo de ayer.

-No lo se, todo dependerá de cuando sepa la verdad-. Dije sin pelos en la lengua, no tenía sentido perdonarlo ahora sí después me enteraría de la verdadera razón.

-Bueno ese es tema para otro momento, solo espero que podamos trabajar en paz, sin escuchar más preguntas sobre el tema.

Le iba a preguntar el porque de eso, pero tengo que entender que es algo de lo que no quiere hablar, tal vez en un futuro sepa cuál es la razón, pero por ahora lo entenderé.

-Esta bien, no preguntaré nada, al fin y al cabo tal vez ya no nos volvamos a ver.

- Y dale con eso.

-No me cansaré de decirlo, hasta que te quede claro.

-Como digas, bueno donde tienes el trapeador para limpiar esto-. Dijo señalando el suelo.

Después de El...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora