Capítulo 4.

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¡Mis nervios explotaron!

—Ho... hola.

—No te pongas nerviosa. Yo seré muy bueno.

Era un chico muy blanco, tenía su cabello en tono cobre y sus mejillas eran grandes.

—Dime Min —dijo él.

—¿Es ese tu apellido? —Él asintió y se acercó a mi lado sentándose en la cama.

—¿Cuántos años tienes? —Me preguntó.

—Diecisiete —respondí asustada.

—Mmm, perfecto. ¿Cómo te llamas?

—Sarah.

—Bueno, Sarah... ¿sí sabes para qué estás aquí?

—Sí, Min.

—Perfecto. —Se levantó de la cama y caminó hacia la puerta para ponerle seguro. Luego regresó.

—¿Y? —Pregunté.

Él me miró sonriendo y se acercó a mí. Otra vez sentí ansiedad y miedo. Respiró en mi cuello y sentí nervios; comenzó a besarlo y me empujó para recostarme en la cama. ¿Qué era esto? ¡Dios! Ayúdame. Puso sus dos piernas a mis costados y siguió con los besos en el cuello. Yo no cerraba los ojos en ningún momento. Tomó mis dos manos y me subió los brazos por encima de la cabeza. Luego de eso, comenzó a morder mis lóbulos y yo gemí. Pude sentir su maldita sonrisa. ¡Esa no era mi intención! Maldito Min asqueroso de la mierda. Él continuaba haciendo lo suyo y yo seguía rogando por acabar con esto. De mis orejas, pasó a mi clavícula y se detuvo para quitarme mi camisa. Sentí mucho más nervios y él lo notó:

—Si te portas bien, disfrutarás. Lo prometo.No habrá nada que no disfrutes. —Me sonrió y puso su manos bajo mi espalda y desabrochó mi sostén. Lo quitó y ahora yo sí estaba de todos los colores.

«Te pagarán depende de cómo te comportes». —Recordé las palabras de Jin y dejé que él se acercara para besar mis senos. Tomó uno con una mano y el otro con la boca.

—Hmm... deliciosa, Sarah —susurró y bajó a mi abdomen.

Me sentía sucia como nunca. Ji Eun, la chica del baño llevaba nueve meses aquí y yo apenas un día. Solo un maldito día y ya estaba en esta situación. Me preguntaba cuántas humillaciones tendría que aguantar en los meses que estaría aquí. Tuve ganas de llorar y emití un sonido que él tomó como un gemido.

—Lo que viene es mejor. —Y subió para besar de nuevo mi cuello. Se hizo a mi costado izquierdo y sentí que su mano se metió por entre los shorts y mis piernas temblaron. Empezó a acariciar mi clítoris, y esta vez, mi gemido fue sincero. Otra vez sentí esa sonrisa arrogante en mi cuello. ¡Malditos asquerosos todos! 

Siguió con sus movimientos y yo me agarré de su cuello. Después de que jugó unos minutos con sus dedos en mi clítoris, sentí que mis piernas temblaban y arqueé mi espalda. En ese instante, él aprovechó y metió sus dedos en mi vagina. Yo gemí, el placer no se iba por más asco que tuviese. Él los movió violentamente y yo le aruñé los hombros. ¡Tercera sonrisa arrogante! Se detuvo para quitarse toda su ropa y quedar en bóxer. Segundos más tarde, volvió a besar mi cuello y a meter su mano, y, con su otra mano, agarró la mía y la guió hasta su bóxer. ¡¿Qué le pasaba?! Quité mi mano inmediatamente y él insistió: metió mi mano por entre su bóxer y morí del asco.

—Eres una niñita.

Gruñí y tomé su maldito amigo y comencé a masajearlo como él lo estaba haciendo. ¡CUARTA PUTA SONRISA! Apreté su pene y él se quejó.

—Suave, primor. —Se detuvo e hizo que me detuviera para quitar mis shorts. Vería los corazones en mi panty—. Bonitos. —Rió y terminó de desnudarme por completo. Estaba más nerviosa de lo normal cuando sentí que estaba totalmente desnuda. Él abrió mis piernas y se arrodilló, inclinándose para luego poner sus labios en mi clítoris.

SAVE ME. (Jin de BTS).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora