Capítulo 30.

2.5K 286 11
                                    

...

Sarah:

El taxi se había estacionado en la acera al frente de mi casa. Mis manos comenzaron a temblar y apreté mi boca al ver la casa en buen ambiente y con sus lindas plantas de siempre.

—Son veintiséis dólares, señorita. —Miré al taxista y de mi bolsillo saqué treinta dólares. Se los entregué sonriendo.

—Muchas gracias... —dije tímida.

Abrí la puerta y bajé un pie.

—¿Se siente bien? —El taxista fingió interesarse. Seguro porque le había dado propina.

—Sí. Solo que no venía hace mucho y estoy nerviosa.

Después de responder eso, me bajé del todo y cerré la puerta. Puse mi maleta en el suelo y el taxi aceleró. Me despedí agitando mi mano. La felicidad brotaba por todos los poros de mi piel. Volví a mirar a la casa y sentí de nuevo nervios y miedo. ¿Y si mi madre no estaba? ¿Y si se enfadaba? ¡¿Cómo le explicaría?!
Luego de suspiros, apoyos mentales y golpes, dejé de pensar en eso y me agaché un poco, agarré de nuevo la maleta y empecé a caminar con mucho esfuerzo. Llegué al jardín y me detuve un momento. ¿Y si esperaba que ella saliera? ¿Y si nunca salía nadie? Bufé con tristeza. Desde el centro de mi pecho y mi ser, saqué valentía y caminé a toda velocidad por todo el sendero. Sin pensar, toqué la puerta e hice sonar el timbre. Yo tenía ganas de abrazar a mi madre.

—¡Ya va! —Escuché... su voz.

—Mamá... —susurré y comencé a llorar.

Toqué la puerta mucho más fuerte y rápido.

—¡ESPÉRESE! —Escuché su grito más cerca y pataleé.

Bajé mi mirada a mis pies y vi que la puerta se abrió. Esperaba gritos y llantos de emoción, pero no... mi madre se quedó tan inmóvil como yo; sin decir nada.

—Hija... —se tapó la boca por la impresión.

—¡Mamá! —Alcé mi mirada y me lancé hacia sus brazos.

—¡Dios mío! —Me abrazó con muchas fuerzas—. ¡MARK! —Gritó llamando a su novio. Me aturdió y reí por eso.

Las dos llorábamos a mares y ambas nos abrazábamos como si fuera la primera vez en toda la vida.

—¿Dónde estuviste? ¡Me abandonaste! —Aumentó su fuerza en el abrazo.

—¿Qué pa... —escuché a Mark llegar y se detuvo. Supongo que fue porque me vio.

—¡NO VUELVAS A IRTE! —Me soltó y me revisó toda—. ¡ESTÁS MÁS DELGADA Y PÁLIDA! ¡¿DÓNDE ESTUVISTE?!

Mi madre jamás dejaría de ser dramática y lloré más por eso. Extrañaba mi casa y a mi familia.

—Vaya, Sarah... —Mark estaba en shock.

—Vaya, Mark... —le respondí con una sonrisa.

—¡NUEVE MESES LEJOS DE MÍ! ¡ME PERDÍ TU CUMPLEAÑOS Y REPROBASTE EL AÑO ESCOLAR! —Mi madre me regañó con felicidad.

Mientras lloraba, reí por lo que decía. Les miré con felicidad y les dije:

—Hay que entrar. —Me limpié las lágrimas.

Mark se agachó de inmediato y agarró mi maleta. Entré y caminé en mi misma casa, con mucha timidez.

—¡ES TU CASA! —Mi madre me empujó. Ella seguía llorando.

Fui a la sala, me senté derecha y con las piernas juntas en mi sofá favorito.

—Ahora dinos por qué te fuiste. —Ellos se sentaron al frente mío. Mi madre esperaba la respuesta ansiosa.

SAVE ME. (Jin de BTS).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora