Capítulo 23.

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El sol molestaba a Sarah.
Era de mañana y ella no quería levantarse de la cama.

—¡AASH! —Gruñó y abrió los ojos.

Mientras despertaba sus cinco sentidos, miraba todo como si fuera nuevo o extraño.

—Nadie aquí me obliga a levantarme. —Volvió a cerrar los ojos, y cuando iba a quedarse dormida, recordó que tenía dieciocho años.

Se sentó de inmediato, y sonrió porque ahora solo le faltaban tres años para mandarse por sí sola. Sí... en los Estados Unidos de América, eres mayor de edad a tus veintiún años.

También recordó que estaba peleando con Jin y esto la deprimió en unos segundos.

—Maravilloso... cumpleaños —dijo entre un bostezo.

Se levantó de la cama y sintió su piel pegajosa por la sal del mar. Caminó hasta el baño y tiró toda la ropa que tenía puesta a donde fuera que cayera.

...

—Deseo que todo esto acabe pronto; que Jin se vaya de mi vida, y que esto no se quede en mi cabeza —deseó mientras se secaba.

Mientras envolvía su cuerpo, miraba hacia sus senos y su abdomen.

—¿Es ese, tu deseo de cumpleaños? —Alzó su cabeza al escuchar a Jin.

Él estaba apoyado contra el lavado.

Sarah abrió los ojos como platos.

Jin tenía una grandes ojeras; sus ojos estaban hinchados y más pequeños de lo normal. Olía a alcohol y a humo de cigarillo.

—Puedo asegurarte las dos primeras cosas, pero no la tercera. Lo siento. —Su voz sonó rara. Salió del baño.

Ella salió tras él. Estaba impresionada por su aparición repentina, pero... ¿por qué? Él siempre había hecho eso: aparecer de la nada. ¡Ah, sí! Estaba impresionada y algo asustada, porque la había escuchado decir eso.

Jin muy tranquilamente, se acostó en la cama bocabajo, mientras abrazaba la almohada.

—Jin... —susurró ella parándose a los pies de la cama.

—Dime. —Bostezó.

—No quise decir eso... solo fue un momento de rabia.

—Las personas dicen la verdad cuando tienen rabia.

—Yo...

—Nada, Sarah.

Sarah se quedó allí de pie pensando. ¿Por qué se sentía mal? Si él también la había tratado mal.

—Sí. Nada. Al fin y al cabo soy una tonta. Lo que dije en el baño, sí es mi deseo número dieciocho.

—Que Dios te lo cumpla, entonces.

—Ojalá —susurró herida.

Comenzó a vestirse para volverse a acostar. No conocía a nadie además de Jimin, y con él no tenía confianza alguna.

Cuando ya estuvo lista, saltó fuertemente para entrar en la cama. A Jin le molestaba eso. Rió al caer, porque notó que Jin se había puesto tenso. Mientras se acomodaba, era lo menos delicada posible.

—Sarah, quédate quieta.

—No. Soy tonta y no entiendo lo que dices.

—Pues te haré entender, entonces.

—Ve y báñate, puerco asqueroso.

—Ve báñate tú.

—Ya lo hice. Idiota.

SAVE ME. (Jin de BTS).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora