fanservice ; chanlix

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Decir que estaba nervioso sería una atenuación.

No era nada normal para Chan sentir su estómago dar vueltas como lo hacía en ese momento, claro que no, pues su trabajo naturalmente involucraba mantener sus nervios bajo control la mayor parte del tiempo. Pero había algo en esa cita... en Felix que simplemente lo hacía estar alerta todo el tiempo. Nunca había conocido a alguien tan impredecible.

Un día parecían estar peleados, y al siguiente volvían a actuar como novios como si nada hubiese pasado.

Odiaba eso, el no saber lo que pasaba por su cabeza.

Y aunque Chan no era alguien que se caracterizara por ir tras los demás pidiendo explicaciones, sintió que en aquella ocasión era necesario, especialmente si quería seguir con su acto de “el novio ejemplar”.

—Te ves enfermo, Hyung —le dijo JooYeon, uno de sus amigos dentro de la empresa, mientras se inclinaba para obtener una mejor vista del pálido rostro del mayor. Sí, no se veía muy bien—. Quizás deberías cancelar esa cita, no querrás terminar vomitando encima de Felix o algo.

—No podría hacerlo ni aunque quisiera, quedamos de vernos en cuarenta minutos —miró el reloj por décima vez en la tarde y suspiró. No había dejado de pensar en ese momento desde el instante en el que había hablado por teléfono con Felix el día anterior, y era un sentimiento del que sabía que debía deshacerse antes de que realmente empezara a interferir con el resto de su trabajo—. Además, tengo un par de cosas que discutir con él. Debo ir.

—¿Pelea de pareja? Quiero saberlo todo.

—Eres muy joven para preocuparte por mis problemas amorosos, JooYeon.

Decirle “problemas amorosos” no se sentía correcto, pero no era como si tuviera otra forma de describirlo. Estaba incluído en el contrato el hecho de que nadie más, incluso si eran amigos cercanos, pudiera saber que la relación entre Chan y Felix era para los medios.

—¿JooYeon? Tenemos reunión con los productores ahora. Te están llamando, vámonos — JungSu, su compañero de banda, entró al cuarto y lo llamó apresuradamente, apenas notando al afligido Chan. Mejor para él, de hecho, pues odiaba ser visto en ese estado, y peor si era por personas menores que él.

Ambos se levantaron del sofá de la sala de prácticas en el que estaban y se despidieron con cariño, sabiendo que probablemente no volverían a verse en un tiempo debido a sus actividades. Cada quien fue por su camino, lo que significaba que ahora Chan tenía cuarenta —treinta y siete, de hecho— minutos para matar antes de la hora acordada. Deambuló por los pasillos de la empresa a paso lento, sin poder decidir en si quería que el tiempo avanzace más rápido o más lento.

Observó su reflejo detalladamente en uno de los espejos del pasillo antes de finalmente decidir salir. Había procurado maquillarse un poco hacía unas horas, para al menos hacer el esfuerzo de disimular sus ojeras y, en general, el cansancio de su rostro. Su pelo tampoco se veía tan mal, arreglado de una forma que aún dejaba ver la forma natural de sus rizos, aunque sabía que era cuestión de tiempo antes de que uno de los estilistas tiñera su cabello, y entonces dejaría de verse tan saludable como lo estaba en ese momento. La ropa era algo casual, pero aún así demostraba que había puesto un poco más de esfuerzo del usual en vestirse apropiadamente.

El sol ya empezaba a bajar en las calles de Seúl, dándole al cielo un aspecto más limpio de lo usual, algo típico del comienzo del invierno. Chan no perdió más tiempo y rápidamente salió de la empresa para ir al punto de encuentro. Había planeado de antemano llegar un poco antes, simplemente para aparentar que demostraba el mismo interés que Felix por sus citas.

“Aparentar” tampoco se sentía como el término correcto.

No tardó mucho en llegar al restaurante, quizás porque sus nervios lo llevaron a caminar el doble de rápido de lo normal. Pudo haber entrado él solo e ir a la mesa que habían reservado, pero prefirió esperar por Felix afuera para así entrar juntos, buscando generar mayor impacto.