Julián
— papá— escuché la voz de mi pequeña hija entrando al estudio— vení a mimir con nosotos.
— ¿Que haces despierta a estas horas, mi vida? Son las 2 de la madrugada— le hice mimos y se recargo en mi hombro.
— vos también estás despierto, papi—.
— pero estoy laburando.— tomo mi cara con sus dos manitos y cerré los ojos al sentir su tacto.— Deja de tlabajar, siempre lo haces ¿Ya no queres estar conmigo?. — hizo puchero.
— obvio que quiero estar con vos, sos mi reinita pero también tengo que trabajar para poder vivir bien.— subí las escaleras hasta la habitación que compartía con María.
— trabajas mucho igual que mami, solo quiero que estemos juntitos los cuatro.
— te prometo que dejaré de trabajar mucho para estar con vos.— me di un beso en la frente y la acosté a lado de María que estaba dormida. Me puse mi pijama y me acosté a lado de mar.— descansa mi amor— comencé a hacerle mimos cuando se acostó en mi pecho hasta que se quedó dormida en cambio yo no podía dormir de la misma forma, sentí un peso en mi hombro y un bulto chiquito a mi costado. María dormida en lo hombro. Suspiré porque no podría moverme, baje una de mis manos a la panza de casi seis meses de María. En este tiempo no había demostrado algún afecto hacia ellos, no sentí lo mismo como lo sentí con Marian. Me estaba comportando de una manera muy infantil este tiempo, no era la culpa de este pequeñito nuestros problemas.
Me dormí sin darme cuenta y desperté por el sol que daba directamente a mis ojos.
— papi, despertate —. Me llamaba mi hija para que despertara— papi, mami está preparando el desayuno.
— buen día mi vida—. Termine de abrir los ojos mirándola —¿Mimiste bien— asintió sonriendo.
Me levanté de la cama y la alce para bajar a desayunar.— buen día—. Hablo María cuando entramos a la cocina.
— buenas—. Deje a mar sobre la isla de la cocina para darle un poco de cereal—. ¿Cómo te sentís?
— ni bien ni mal—. Se encogió de hombros—. Me duele la espalda.
— sentate, yo termino de prepara el desayuno—. Deje a mar en su silla mientras comía su cereal.
— ya casi termino—. Mire su cara de cansancio y una mueca de dolor
— sentate, mira la cara que tenés—. Le saque el cuchillo con el que estaba cortando la fruta —. ¿Que te duele?.
— un poquito abajo del vientre pero ya se me pasará—. Se sentó en una silla después de un quejido de dolor.
— vamos al hospital.— la mire y nego—. Estás re mal, vamos.
— desayunemos primero, me duele poquito nomás—. Lo dijo más tranquila aunque sus gestos decían lo contrario.
— vamos—. Me puse frente a ella mirándola.
— ya se me pasó, en un rato tengo control y veo que onda—.
— voy con vos —.
— voy sola, no sería la primera vez que voy así—. Trague en seco—. Si queres ir es tu decisión.
— ¿De cuánto estás?—.
— de 28 semanas osea siete meses —. La mire confundido
— te pregunté y me dijiste de seis meses—.
— fue hace un mes que me preguntaste, no veniste en 2 semanas y el tiempo pasa rápido —. Supire—.
— Perdón.
— un simple perdón no resuelve las cagadas que te mandas.
— no fui el único se las mando—. La mire esperando su respuesta—. ¿Querés volver a intentarlo?—.
—no, no quiero por el simple echo que nos vamos a prometer cosas que al final nos las pasaremos por el orto—.
— te prometo que intentaré cambiar, por vos y nuestros hijos.
— cuando vea algún cambio en vos vemos por el momento no, no vamos a llegar a nada—. Me levanté y tome las llaves de la camioneta y salir.
— ¿Así será todo?.— suspiro cruzándose de brazos —. No vos q llegar a nada si seguimos así—.
— ¿Que querés que haga?—. Me acerque quedando a sentirmetros de cu boca—. ¿Que me arrodille ante vos? Lo hago—. Nuestras respiraciones chocaban en la cara del otro y cada vez eran más aceleradas—. Por vos hago lo que sea y lo sabes, me tenés mal desde siempre y vos lo sabes, me tenés como quieres y te gusta tenerme así—. La mire a los ojos mientras acariciaba su cara.
— me tenés mal y me gusta—. Susurró para luego fundirnos en un beso intenso y lleno de sentimientos que no podría describirlo.
Mis manos recorrian su espalda y cadera haciendo que su piel se erizará. — se lo que querés hacer, yo también quiero—. Hablo en medio del beso—. Hacemelo una vez más—. La alce y enredo sus piernas en mi cadera para subir a la habitación entre besos y caricias.
— debemos tener cuidado, mar puede despertar y entrar—. Desendi a su cuello después de colocarla sobre la cama asintió con una sonrisa en placer al sentir como poco a poco bajas mis besos por su pecho, abdomen e intimidad quedandome un rato entre sus piernas besandolas. Saque sus jeans y su remera quedando solo en ropa interior—. Que linda sos y con esa pancita más—. Saco mi remera pasando su mano por mi pecho hasta llegar a mi bulto y acariciar mientras nos besábamos. Saque su corpiño y baje mi boxer a lo que sonrió gustosa, me acomode entre sus piernas e hice a un costado su tanga para entre en ella despacio, de su boca salían pequeños gemidos.
— haceme lo que vos quieras, pero hacelo de la mejor manera—. Sus uñas se clavaban en mi espalda en cada embestida aunque fueran lentas las hacia profundas.
— te voy a hacer el amor como si fuera la última vez—. La bese con ternura sin parar de moverme dentro de ella. Me sentí en las nubes en casa embestida.
— ¿Es una despedida?—. Negué y seguí embistiendola mientras sus gemidos eran cada vez más altos—. Te amo.
— yo también te amo—. Cambiamos de posición, ahora ella tenía el control yo solo la ayudaba con sus movimientos sus gestos de placer lo eran todo, sus gemidos me exitaban a más y ella sintiéndose la mujer más sexy del mundo me podía.
— Julián…—. Menciono mi nombre entre gemidos cortados—. La puta madre—. Se abrazo a mis hombros moviéndose con más fuerza —. Voy a llegar—. Comencé a mover mi cadera con fuerza, nuestros gemidos eran callados por besos solo se escuchaba en golpeteo de la cama en la pared y el choque de nuestras pieles.
— hacelo, mi amor.— sus piernas temblaban y soltaba pequeños gemidos mirándome a los ojos después de un par de segundo nos venimos juntos.
— te amo como a nadie, Mari—. Deje un beso en su frente y otro en su pancita.
— yo a vos—. Nos dormimos desnudos solo con una sábana blanca que nos cubría.
Me desperté temprano y puse mis pertenencias en una valija sin hacer ruido, deje un beso en su frente y en el living una nota junto con rosas.
Me vas a odiar toda mi vida…
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𝑁𝑜 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑣𝑜 𝑗𝑎𝑚𝑎𝑠
RomansaSegunda parte de "𝑛𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑖" "No pude cambiar y solo te voy a lástimar" "Andate que no quiero volver a verte, es la última vez que venís a molestarme" "¿tenés a alguien más?"