Capítulo 8: No Alfas.

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Tal cual perros rabiosos, ambos alfas comenzaron la batalla campal entre los heridos. Algunos otros alfas y omegas se unieron a la batalla al recibir alguna clase de golpe, provocando un total escándalo.

Mientras la bola de alfas y omegas luchaban entre sí, Yoko los miraba. Ella simplemente miraba, incapaz de hacer algo al respecto. No era tan tonta para interrumpir algo así.

- ¡Yoko! - escuchó a lo lejos.

Ella no se dio cuenta de la presencia de su amiga, no cuando no podía parar de mirar a ese alfa rabioso, luchando con todas sus fuerzas contra el patán de Tyler. Había algo que no la dejaba avanzar y huir del lugar, mucho menos al sentir los jalones en su brazo, de parte de Enid quién trataba de salvarla de una catástrofe total.

- ¡Yoko, debemos irnos! - exclamó en su oído.

Ese sonido la aturdió por unos instantes; Enid no desaprovechó la oportunidad para jalarla y sacarla de ese lugar a toda prisa. Sin embargo, Yoko no perdió su vista de ese sitio.

LOVE OR YOU

- ¿¡No pueden comportarse cómo los alfas que son!? - les gritó Marilyn.

- Nada hubiera pasado sí esa idiota interrumpía nada - le respondió el más afectado.

- ¿Yo? - bufó - sólo defendía a Yoko - le respondió.

- No la defendías de nada, no le hacía nada, imbécil - respondió.

- No dudo de qué lo hubieras hecho - se excusó.

Mientras los dos alfas discutían, Marilyn negaba con la cabeza. Ella no comprendía cómo un simple encuentro casual podría causar todo un alboroto.

- Chicos... Chicos... - ninguno de los dos la escuchaba, solo se encontraban en su mundo, por lo qué la beta actúo - ¡Silencio! - exclamó.

Ambos se acallaron. Miraron a Marilyn y con un mal sabor de boca, le prestaron atención.

- Los problemas no se solucionan con violencia, ¿queda claro? - preguntó y al recibir una tosca respuesta, continúo - siempre hay un pionero en todo el asunto, por lo que, les preguntaré una vez más, ¿quién dio el primer golpe? - volvió a preguntar.

Durante esas horas en detención, la única pregunta se repetía una y otra vez. Divina estaba segura de qué Tyler no aceptaría su culpa y ella no estaba dispuesta a recaer con ello.

La beta suspiró y antes de dar la palabra, alguien llamó a la puerta. Al ver a esa persona, Divina dejó salir un suspiró. Era Yoko.

- ¿Me llamó? - preguntó.

- Pasa - le ordenó - ya que ninguno de los dos me dirá la verdad, un testigo lo hará - sentenció - bien, Tanaka, ¿quién dio el primer golpe? - preguntó.

Divina fijó su mirada en la omega, con una súplica silenciosa que esperaba, Yoko comprendiera:

En cambio, la amenazante mirada que presentaba Tyler era única; alguna vez, Yoko cayó en aquella mirada, le había parecido atractiva pero en esa situación, no era nada que le agradará. Sí, ella había disfrutado de esas noches de pasión, pero la brusquedad con la que él comenzaba a tratarla no le gustaba, aún más cuando incluía en sus planes el matrimonio, cachorros y un sinfín de planes absolutos, sin tener nada fijo... Era una ilusión que ella no estaba dispuesta a sopesar.

- Tyler enfureció de la nada y rasgó la mejilla de Divina, ella le regresó el golpe - respondió.

Ella tampoco iba a caer en las súplicas de esa chica, no iba a dejar que la humillará más.

- Gracias, puedes retirarte - dijo Marilyn.

Mientras Marilyn les daba una charla acerca de la paz y un sinfín de cosas más, ella estaba ansiosa por salir por esa puerta, buscar a Yoko y aclarar todo. No estaba satisfecha con las inmundas palabras que ella le había dicho.

- Bien, no podrán salir los últimos días de campamento junto a todo su séquito de violentistas - sentenció.

A Divina no le importó su castigo, cuando escuchó la orden de salir, acató sin rechistar: no había pasado mucho tiempo de esa charla por lo que, ella tenía esperanzas de encontrar a esa omega. Además, ese olor característico nunca se borraría de su afinado olfato, las azucenas eran de sus flores favoritas... Y ella comprendía ese clásico aroma. Quizás, por ello no había dejado de pensar en ella... Durante las noches, cuando pensaba que las cosas podrían haber escalado o cambiado de una forma monumental. Pero estaba hecho, eligió su idea y sus esperanzas románticas eran escasas. No había nada que buscar.

Paró sus pasos...

- No hay nada que buscar - murmuró.

Sí no le importaba buscar el amor, sí no le importaba recuperar alguna pasión perdida... ¿Qué debía buscar? Además, Yoko lo dejó en claro, no la necesitaba en situaciones peligrosas, mucho menos en situaciones tan precarias. Sí ella la odiaba, ¿qué había que cambiar?

Retrocedió y siguió su camino, tenía mucho por hacer antes de volver a su normativo horario escolar.

LOVE OR YOU

Sin dar santo y seña, Yoko entró en su pequeña cabaña. Dentro se encontraban sus compañeras recostadas sobre sus camas, sus heridas habían llegado a ser graves en algunos sentidos.

- Enid, Dinah, Camila... ¿Están...? - preguntó dudosa.

Mientras qué Camila le respondió con una enorme sonrisa, Dinah la miró con reproche.

- Sólo te golpearon la cabeza, no te lastimaste una costilla. Así que, no lo sé, Yoko, ¿crees que nos encontramos perfectas? - preguntó sarcástica.

- No seas grosera - le recriminó Camila.

Dinah simplemente bufó.

- No escuches lo qué dice - le dijo Enid, una de las pocas que tenían heridas - ¿todo está bien? - le preguntó.

Yoko se sentó al lado de su amiga y negó con la cabeza.

- Creo... Qué no quiero más sexo - sentenció - no quiero nada con ningún alfa, yo... No quiero más humillaciones - confesó.

- Me aseguraré de qué no lo vuelvan a hacer - sentenció la rubia.

Yoko asintió con la cabeza y poco después aceptó los brazos de su amiga, seguro necesitaba ese afecto: quizás había tomado malas decisiones, ir con ese patán y... Pensar en ese alfa, Divina. Pero no cometería más errores, no lo volvería a hacer. Mucho menos, iba a disponer del sexo, eso lo podría encontrar con otros... U otras.



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⏰ Última actualización: Jun 24 ⏰

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[WEDNESDAY] Love or youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora