07. ¿Perezosos?

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Me río escuchando las anécdotas de Cameron, que siendo residente de medicina, tiene muchas historias dignas de ser contadas

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Me río escuchando las anécdotas de Cameron, que siendo residente de medicina, tiene muchas historias dignas de ser contadas. Al parecer las guardias de urgencias pueden llegar a ser muy movidas para los médicos.

- Y el otro día, le saqué una canica de la nariz a una niña de dos años ­­– sigue hablando, haciéndome reír.

- Camy, intento comer – protesta su hermano, que justo estaba cortando su gofre.

Miro al piloto, y me quedo observándolo unos buenos segundos, con una sonrisa inconsciente en el rostro, sintiendo un caos de sentimientos que no soy capaz de ordenar. Tyler me llama mientras Cam empieza a pelear de broma con Lando, y yo dirijo mi atención al niño.

- ¿Qué pasa, peque?

- Tengo pipí... – susurra, como si le diera vergüenza.

- Vamos al baño, venga – me levanto y le tiendo la mano, pero la mujer que tan bien me cae, me frena.

- Yo lo llevo.

No me da tiempo a protestar cuando ya tiene a Tyler en brazos y se está alejando, dejándome plantada de pie con cara de gilipollas. Suspiro y me siento, centrándome en mi gofre por no mirar a Lando.

- Te vi en la discoteca – comenta de pronto, llamando mi atención con una facilidad pasmosa.

- ¿Sí?

- Sí. Bueno, te vi marcharte – pincha un trozo de gofre y me sonríe de forma arrogante. – ¿Quién se va de una discoteca antes de las doce?

Aprieto los dientes, porque el muy capullo no tiene ni idea de que me fui por su culpa. Respiro hondo y disimulo el enfado. Él no tiene la culpa de nada, somos yo y mis estúpidos sentimientos. Soy yo, volviéndome loca por los celos, celos totalmente injustificados.

- Me encontraba mal – digo finalmente, porque mentira no es. – Yo también te vi a ti.

Quiero dar la conversación por finalizada, pero él dice algo que me da la oportunidad de sonsacarle más información. Harry no quiso responderme, pero yo pienso averiguarlo.

- ¿Y no viniste a saludar? – Es lo que dice. Yo sonrío.

- Estabas muy ocupado besando a un chico, me temo... ¿Acaso te van los morenos? – Lo chincho, y aunque esperaba sorpresa o molestia por su parte, sólo recibo una sonrisa irónica.

- Yo como de todo, conejita – y me guiña un ojo, un ojo que le pienso sacar con el tenedor como me llame así una vez más.

- Tú no aprecias tu vida, ¿no?

Se ríe, y no sé por qué, pero me contagia su risa, y termino riéndome a su vez, hasta que nos calmamos y recuerdo a qué venía todo este asunto.

- Entonces... Eres bi – doy por hecho, rogando por que diga que sí.

Al Loco Del Que Me Enamoré // Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora