23. La Beca

422 36 42
                                    

Me dispongo a salir del campus, sintiendo que me pican los ojos por las ganas de llorar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me dispongo a salir del campus, sintiendo que me pican los ojos por las ganas de llorar. Estoy enfadada. Enfadada, triste, y muy decepcionada. Mis padres son unos mentirosos, unos malditos mentirosos. No tenían derecho a esto.

La conversación que he tenido con mi tutor no deja de repetirse en mi cabeza, tratando de entender por qué lo han hecho, o si yo he interpretado mal las cosas.

- Me han dicho que has faltado a todos los exámenes finales que tenías hasta hoy, ¿pasa algo, Alaia?

- No – he negado, encogiéndome de hombros, algo avergonzada. – He decidido dejar la carrera y no me apetece matarme a estudiar para nada.

- Pero si suspendes las asignaturas, te quitarán la beca.

Ahí, justo ahí, he sentido que se detenía mi mundo.

- ¿La beca? ¿Qué beca?

- La beca para Jóvenes Genios, por tu media de 10 en tu último curso académico.

- No me dieron la beca – he replicado, confusa.

- Sí que te la dieron. La universidad le está saliendo gratis a tu familia.

No han tenido que pagar una sola libra. Ni una. La residencia me la pago yo, y la beca me pagaba la matrícula de la universidad. Todas las veces que me han echado en cara que la universidad es cara, que mejor que trabaje y me pague yo misma la residencia para quitarles peso económico, todo este tiempo han estado riéndose de mí. Y ahora que he faltado a exámenes que valen más de la mitad de la nota y no puedo recuperarlos, voy a suspender y me quitarán la beca. Si aprobaba todo, la mantendría y podría pedir el cambio de carrera, pero ahora la he perdido. Si tan solo me hubiesen dicho que tenía la puta beca, habría hecho los exámenes y los habría aprobado, para mantener la beca.

Estoy muy enfadada con ellos, porque esto no me lo esperaba, en serio. De ninguno. Nunca me mienten, no de este modo. Sencillamente no lo entiendo. Y no los voy a llamar todavía, porque quiero insultar a todo el que se me cruza y todavía conservo respeto hacia mis padres.

Llamo a mi abuela, porque mis amigas están en clase y Lando está ocupado en Woking, y además, en situaciones como esta, mi yaya me entiende mejor que nadie. Además, así, mientras camino sola a la residencia, me siento acompañada, cosa que últimamente me hace falta para no ir con miedo.

- ¡Hola, mi niña!

- Hola, abuela – sonrío un poco por la alegría con la que me contesta, y mis ganas de llorar aumentan. – ¿Cómo estáis?

- Bien, bien. Yo estoy aquí pendiente del almuerzo, que tu abuelo ha salido al banco a una cosa – me cuenta con su energía de siempre. – ¿Y tú? ¿No tienes clase ahora?

- Pues sí. De hecho, tenía un examen. Pero no me voy a presentar – contesto yendo directa al grano.

- ¿Y eso? ¿Estás mala?

Al Loco Del Que Me Enamoré // Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora