Si en algún momento de mi vida me hubiesen dicho que terminaría con la lengua de un piloto de Fórmula 1 en mi boca...
Habría sido una niña muy feliz con un sueño más cumplido.
Sé que no ha sonado del todo romántico, soy consciente. Pero me da igual el romanticismo cuando tengo al puto Lando Norris devorándome con ansias contra el lateral de su McLaren negro. No sé él, pero yo estoy bastante cachonda, lo cual es únicamente culpa suya. Yo le he dado un beso, así tranquilito, y él me ha seguido demasiado la corriente. Ojo, que no me estoy quejando. Ni loca me quejaría.
Pero no creo que el aparcamiento de un Burguer King sea el mejor sitio para esto.
- Lando – jadeo contra sus labios, aprovechando para tomar una bocanada de aire. – Podemos hacer esto en tu casa – sugiero casi con inocencia, hasta que lo veo enarcar una ceja de forma juguetona, y me doy cuenta de cómo han podido sonar mis palabras y qué interpretación ha podido darle él. – ¡No quería decir...! O sea... Yo no me refería a... ¡No me refería a eso! Sólo a... A esto. A besarnos. ¡Nada más!
Él se ríe al ver mi pequeño pánico, y me da un suave y tierno pico antes de separarse de mí.
- Te he entendido bien, tranquila.
No respondo, demasiado acalorada por la vergüenza como para hablar y empeorarlo. Él se ríe más y se acerca de nuevo, abrazándome con cariño.
- Relájate, Lali – me susurra esperando a que la tensión de mis hombros desaparezca. Poco a poco, lo hace. – Ahora quieres que te trague la tierra, pero en un par de semanas esto será una gran anécdota.
- Cállate – bufo al ver que ya está chinchándome de nuevo. Le doy un golpe suave en el pecho, haciéndome la indignada. – Vamos a tu piso, anda.
- Vale, así podemos hacer cositas – se burla, poniéndome nerviosa y roja por el modo en que dice la última palabra.
- ¡Lando! – Protesto avergonzada.
- Ya paro, ya paro – dice entre risas.
Subimos al coche, y aunque él parece la mar de contento, yo me cruzo de brazos, intentando aparentar estar todo lo molesta que puedo. No soy una persona que se moleste mucho por las cosas, y si me molesto, los cabreos me duran más bien poco, así que no me es fácil fingir que de verdad estoy enfadada. Porque no lo estoy.
Esta vez pone él la música y termino apoyada en la puerta, mirándolo mientras conduce. Me encanta verlo conducir. Se ve verdaderamente sexy cuando lo hace. Su perfil es sublime y su concentración me fascina, por no hablar de sus manos, aferradas al volante y a la palanca de cambios. Suspiro sin dejar de mirarlo, imaginándome que pone su mano sobre mi muslo. Si hiciera eso me derretiría aquí mismo.
- ¿Se te pasa el mosqueo o no? – Inquiere al rato, sonriendo y mirándome de reojo.
- Tú sabrás – murmuro mirándolo de forma desafiante.
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Al Loco Del Que Me Enamoré // Lando Norris
FanfictionAlaia llega a Londres sin saber muy bien qué la ha llevado hasta allí. No conoce a nadie y, los estudios por los que se ha mudado, no la hacen feliz. Por suerte, un apuesto bombero la contrata para ser niñera de su pequeño hijo, y ambos le hacen sen...