11. Un Trago Y Un Baile

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Bajo del bus y corro hacia la entrada de casa de Harry, simplemente porque está todo muy adornado de Halloween y me da miedo

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Bajo del bus y corro hacia la entrada de casa de Harry, simplemente porque está todo muy adornado de Halloween y me da miedo. Sí, soy una miedica, ¿qué le voy a hacer? Cuando estoy segura en el portal de la casa de mi amigo, toco el timbre, y espero con impaciencia a que alguien venga a abrirme. Los nervios de saber que estaré con Lando se transforman en un cosquilleo que me recorre los pies y manos, además del estómago. Eso y la vergüenza, porque realmente no sé qué debo esperar cuando lo vea, qué tendré que hacer.

Mi corazón da un pequeño brinco sobresaltado cuando la puerta se abre y es precisamente él el que está al otro lado. Parece ligeramente molesto en un primer momento, pero en cuanto sus ojos topan con los míos, sonríe, sonríe de esa forma que me da ganas de hundir la cara en la almohada y chillar. Creo que me he sonrojado.

- Hola, Lali – me saluda el piloto, con su mirada verde curioseándome, mirándome de arriba abajo. Yo finjo que, el apodo y el modo en que juraría que me come con los ojos sin disimularlo, no me ponen nerviosa. – Bonita falda – murmura recorriendo mis piernas.

- Hola, pedófilo – me burlo rodando los ojos y pasando por su lado para entrar en la casa, tratando de huir de él y de lo ridículamente nerviosa que me pone.

- Ese es un golpe bajo, conejita – dice siguiéndome mientras yo me dirijo a la cocina, donde escucho el sonido del grifo, así que supongo que Harry o Cameron están ahí.

- ¿Sabes que a la tercera va la vencida, Lando? – Lo encaro, parándome y dándome la vuelta, poniendo mis manos en mis caderas.

- ¿Me vas a castigar por llamarte "conejita", conejita? – Se ríe de forma desvergonzada, dando un paso hacia mí, estando demasiado cerca como para que pueda pretender que no me muero por que me bese.

- Si me vuelves a llamar así, te cortaré el pito y se lo mandaré a tu padre en una cajita, como le hizo Ramsey Bolton a Theon Greyjoy – lo amenazo señalándole con el dedo, tratando de sonar lo más intimidante posible.

- Necesitarás una caja, no una cajita – replica perdiéndose por el pasillo, metiéndose en el cuarto de Tyler.

Santa mierda, ¿por qué no pongo en duda lo que dice?

Me encanta este chico. Es un pensamiento recurrente, ya lo sé. Pero es que... Es superior a mis fuerzas. Suspiro y me muerdo el labio inferior, rememorando en mi cabeza cada gesto y cada mueca que ha hecho, la intensidad de sus ojazos verdes, lo perfectamente peinados que están sus rizos, lo hermoso que está con la ropa que lleva; y lo bien que finge que no pasó nada el otro día. A mí me tiemblan las manos ahora mismo.

Voy a la cocina con la esperanza de encontrar a Harry ahí, y efectivamente, ahí está él, fregando los platos. Lo llamo con delicadeza para no asustarlo, porque está de espaldas, y enseguida se gira, secándose las manos y viniendo a abrazarme. Me río cuando me alza, como si no me hubiese visto ayer, y cuando me deja en el suelo, me pregunta por las clases de hoy.

Al Loco Del Que Me Enamoré // Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora