10. Estoy Enfermo, O Enamorado

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Acaricio a mi gato, que está acostado sobre mi estómago como si yo fuera parte del sofá, y suspiro, sin dejar de mirar el techo, actividad que llevo realizando al menos media hora

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Acaricio a mi gato, que está acostado sobre mi estómago como si yo fuera parte del sofá, y suspiro, sin dejar de mirar el techo, actividad que llevo realizando al menos media hora. Mi hermana lleva todo ese tiempo dando vueltas de un lado para otro, poniendo la lavadora con su ropa y ordenando todas las cosas que se ha dejado por medio estos últimos días, mientras habla por llamada con una de sus amigas. Cuando cuelga y se sienta en el otro lado del sofá, el cual tiene forma de L, expreso en voz alta lo que tengo en mente desde que hemos regresado a casa después de la merienda con Alaia y Tyler.

- Creo que ella me gusta – digo mirando a Alf, que ronronea felizmente.

El silencio llena la estancia unos buenos segundos, en los que sé que mi hermana está procesando lo que le digo, asimilando los datos y generando una respuesta. Ella funciona como un ordenador, tú dale la información y ella te da el resultado.

- No puedes hacer nada – dice finalmente.

- Lo sé...

- Y Harry no debe saberlo – añade.

- Lo sé.

Me paso las manos por el rostro, exasperado, jodido y cansado. Cuando a tu mejor amigo y a ti os gusta la misma persona, lo mejor es que ninguno salga con ella. No puedo hacer nada, y él tampoco. Si él tuviera intenciones de intentar conquistarla, mi parte egoísta se lo contaría para que abandonara esa misión. Pero no las tiene, así que prefiero dejar las cosas así.

- ¿En qué momento te ha empezado a gustar? – Quiere saber mi hermana.

Me incorporo, dejando a Alf en el suelo, porque no me gusta conversar sin estar mirando a la cara. Mi hermana me mira con sus penetrantes y calculadores ojos verdes. Es una mujer sarcástica y graciosa, como yo, pero tiene esta parte meticulosa y robótica que, a mí, al menos, me resulta agradable. Sé que cuento con ella como persona objetiva, y a la vez como apoyo incondicional. Cuando me tiene que decir una realidad dolorosa, me la dice. Me dice lo que ella considera correcto, no lo que yo quiero escuchar, y aunque de primeras pueda generar disputas, al final es mucho mejor.

- En la fiesta fue cuando empecé a notarme raro.

- ¿Notarte raro? – Suelta una risita. – Lo dices como si fuera una enfermedad.

- Lo es – murmuro. – El caso es que desde el principio me cayó muy bien, y de algún modo, eso escaló a algo más cuando la vi en ese dichoso vestido...

- No te ofendas, pero si crees que te gusta sólo por eso, es que definitivamente piensas con la polla – se burla negando con la cabeza.

- Eso fue el principio, listilla – replico sacándole la lengua como cuando tenía seis años. – Esa noche... Al principio no lo entendí, pero he entendido al fin que estaba terriblemente celoso de Harry – admito sintiéndome un idiota. Ella alza las cejas, como diciéndome "Te lo dije". – Y cuando él me confesó que ella le gustaba, sé que no actué como debía. No lo animé a lanzarse por ella. Después de esta tarde, sé que es porque me mataría verlos juntos.

Al Loco Del Que Me Enamoré // Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora