24. Marcas Y Maquillaje

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Frunzo el ceño al sentir que me muevo

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Frunzo el ceño al sentir que me muevo. ¿Qué diantres...?

- Alaia, despierta.

Intento abrir los ojos, pero no sé si lo hago realmente porque todo sigue oscuro. Cuando me acostumbro a la ausencia de luz, distingo las formas de los cuadros en la pared y de la mesita de noche. De pronto, soy consciente de que estoy en la cama de Lando, y que el muy gilipollas me está moviendo el hombro para despertarme.

- ¿Qué coño quieres? – Gruño de muy malas maneras.

- Tenemos que hablar.

- ¿Qué? – Musito mirando mi reloj de muñeca. Le doy al botoncito que hace que brille la pantalla y veo que son las 4am. Yo lo mato. – Lando, son las putas cuatro de la mañana, ¿no puede esperar?

- No. No puedo dormir.

Resoplo y me giro, de muy mala leche. No ha podido elegir peor momento para tener una conversación conmigo, puesto que me pone de muy mal humor que me despierten así. Me calmo bastante cuando, al encontrarme con él cara a cara, lo veo de lado, apoyado en un codo, sin camiseta, con los rizos despeinados y sus intensos y despiertos ojos verdes en mí.

- ¿Qué te pasa?

- No podía dormir porque no dejaba de pensar en nuestra... Charla.

- Discusión, Lando, llámalo por lo que es – digo frotándome los ojos. – ¿Qué pasa con eso?

- Que lo siento – murmura, mirándome muy serio, muy digno. – Y me has dicho que no pasa nada, pero sé que te has enfadado.

- Lando, podríamos hablar de esto mañana...

- No, escucha.

Suspiro sonoramente y termino incorporándome en la cama, apoyando la espalda en el cabecero. Él hace lo mismo y se pasa la mano por el pelo, que ya tenía revuelto de por sí.

- Sé que no son horas, pero no podía dejar de pensar en lo que los dos hemos dicho, y en serio, lo siento mucho. Es verdad que acabamos de empezar a salir y quizás vivir juntos es muy... Bueno, es demasiado pronto. Además, entendería que no fueses a estar cómoda, porque al fin y al cabo la confianza se va forjando poco a poco. Lo he pensado y, sinceramente, lo mejor sería que te fueras con Harry, porque Tyler te necesita y sé que él también, y como has dicho, allí tienes una habitación propia, un espacio propio, cosa que aquí no tendrías porque lo compartiríamos todo – se para un momento para respirar, porque apenas lo ha hecho mientras decía todo eso, hablando tan deprisa que si hubiese estado menos espabilada no me habría enterado. – Así que... Piénsatelo. Mi oferta está sobre la mesa, y sé que cuando Harry se entere, también. Haz lo mejor para ti, y no pienses que me enfadaré por tu decisión.

Alzo las cejas, cuestionando esa última parte.

- He dicho que no voy a enfadarme, no que no vaya a morirme de celos – dice con una dosis de sinceridad que me sorprende. – Lo que sí he pensado es que antes de tomar cualquier decisión, tenemos que decirle a Harry de una vez que estamos juntos.

Al Loco Del Que Me Enamoré // Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora