21. El Momento Perfecto

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Sinceramente, mi mente estos últimos días es un caos

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Sinceramente, mi mente estos últimos días es un caos. Me siento como un bipolar de mierda que cambia de opinión cada dos segundos, y puede que sea porque lo soy. Pero he de darme un poco de cuartelillo porque... Es complicado. Mucho.

Millie fue la primera persona a la que amé en mi corta existencia. Para mí, era la mujer de mi vida. Hasta hace poco me preguntaba si era así, a pesar de todo. Mi hipótesis era que, aunque ella fuese para mí, yo no era para ella. Cuando lo dejamos, me destrozó, para qué negarlo. Me dio motivos de sobra para odiarla, y nunca lo hice, es lo más curioso.

Me engañó, me usó, me mintió, me humilló...

Y aún así, Carlos, Cameron, Harry e incluso Axel tuvieron que detenerme mil veces para que no volviera arrastrándome. Alguna que otra vez no lo consiguieron, y fue Millie la que me mandó a la mierda. Y yo seguía volviendo, o intentándolo. Porque yo la amaba, ciegamente, y sólo deseaba estar con ella. Sabía que era mala, que me dañaba. Pero la amaba.

Ella es el motivo de la marca de mi muñeca, esa que tapo con mis decenas de pulseras. Ella, literalmente, me mandó a terapia. Tuve que trabajar esa dependencia emocional. Manejar la soledad fue lo peor. Yo estaba bien antes de conocerla, tenía mis relaciones cortas e intensas como todo adolescente. Pero Millie me cambió tanto que me cuesta reconocerme a veces. Extraño al Lando de antes, ciertamente. Extraño al niño dulce e inocente, de sentimientos bonitos y corazón bondadoso. Sigo siendo así, pero me lo guardo. Siempre me lo guardo.

Cuando la superé, di por hecho que todos (hombres y mujeres por igual) eran unos cabrones y no merecían más de cinco minutos de atención. Comencé a entablar relaciones meramente sexuales y de conveniencia. Sin sentimientos, sólo placer. Era lo único que podían darme y que yo, de igual forma, podía devolver.

Yo tenía muy claro que sería el tío rico de los hijos de mi hermana. El tito guay. El tipo de tío que no es un ejemplo para los niños en cuanto al amor se refiere. Mi papel de hombre sin corazón era el que daba por hecho que ocuparía toda mi vida. Y eso que he conocido a muchísimas personas a lo largo de los años, y muchas de ellas eran realmente buenas. He tenido un par de relaciones que, en otras circunstancias, habrían sido de verdad, no sólo sexo. He conocido a gente maravillosa que, en ese momento, no eran para mí, porque ni yo estaba en condiciones ni ellos lo estaban.

Por eso mismo me había dado por perdido. Siempre me decía: "Has conocido personas geniales, has podido tenerlas, y no has sentido nada, ¿cómo te vas a enamorar de nuevo?".

Hasta que llegó ella.

Es casi irónico. Una niñata de 17 años, de mal carácter, rara, algo arrogante, estudiante de marketing (suena aburrido de cojones), que viste igual que yo y que, además, me odiaba. O intentaba aparentar que me odiaba.

Parecía una nueva cara en mi vida, sin más. La amiga de un amigo. Una chica de la que burlarme de vez en cuando. Alguien que no debería intervenir en mi vida para nada más de lo necesario.

Al Loco Del Que Me Enamoré // Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora