Capítulo 3

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   Durante un día entero, Argentina no salió de su habitación, no comió ni habló durante ese tiempo cosa que preocupó a Angeline.
   No fue hasta una mañana linda y soleada, mientras Uk tomaba el té en el jardín que Argentina decidió salir de su habitación y confrontarlo.

   Su actitud hacia su esposo cambió repentinamente ya que no pidió permiso para sentarse con él como hubiese hecho antes. Simplemente tomó asiento frente a él y lo miró con el ceño fruncido mientras que el inglés permaneció con una expresión serena y despreocupada, aunque aún se podía sentir el fastidio que éste sentía por volver a verla.

   -Quiero que hablemos de Malvinas y Soledad...

   Uk alzó una ceja ante la exigencia de su esposa.

   -Creo que te refieres a Falklands.

   -¿Falklands?

   -Ahora se llaman así.

   El nombre no solo le pareció ridículo sino que el solo escucharlo por la boca de su esposo aumentaba el rencor que sentía por él.

   -¿Porqué están con Francia?

   El aire sereno de Uk se tornó serio.

   -Porque ellas la ven como su madre.

   Un dolor opresivo se asentó en el pecho de Argentina.

   -¿Qué quieres decir? Para empezar ¿Cómo es que se conocen?

   Uk suspiró y prosiguió a contarle todo.

   -Para empezar yo no me las llevé por la fuerza, ellas vinieron por su cuenta. Un día recibí una carta de ellas, querían saber de ti. Sentí curiosidad así que me reuní con ellas y desde entonces nos hicimos tan cercanos que empezaron a verme como su padre.

   Argentina escuchó en silencio.

   -Y un día llevé a Francia para que las conociera. Simpatizaron tanto que empezaron a considerarla como su madre, por esa razón ahora están en su territorio.

   La mujer notó que el tono que Uk usó y la forma en la que contó la relación que tenían sus hijas con Francia eran para herirla emocionalmente y estaba dando resultado. Comenzó a hiperventilar tratando de borrar la imagen de sus hijas viendo a Francia como su madre de su mente.

   -Detente...

   -Les gusta pasar tiempo con ella...

   -Por favor...

   -Francia llenó aquel lugar que tú dejaste vacío...

   -¡Dije que te detengas!

   Uk no se inmutó ante el grito de su esposa, en lugar de eso, se mostró imperturbable frente a la apariencia desaliñada de la mujer.
   Cuando sus respiraciones agitadas se calmaron, la rubia recuperó un poco la compostura.

   -... Quiero verlas.

   -De acuerdo.

   Argentina se retiró rápidamente de ese lugar sin mirar atrás.

○○○○○

   Esa misma tarde, antes de llamar a las niñas para acordar una reunión entre ellas y su madre biológica, Uk llamó personalmente al teléfono de Urss.
   Había mandado una carta como casi siempre hacía para mantener la conversación en privado y así evitar que los alemanes o algún espía intercediera la llamada pero nunca recibió respuesta alguna. Aquello era un claro mensaje de Urss: "Si no tienes el valor de dirigirme la palabra directamente entonces no me hagas perder el tiempo".

El Dolor de tu Ausencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora