Capítulo 6

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Durante dos días, Argentina se las tuvo que ingeniar para no encontrarse con Urss luego de lo de aquella noche, afortunadamente la casa era bastante grande como para esquivarlo mayor parte del tiempo. Pero hubo momentos en donde eso era imposible sabiendo que tarde o temprano tendría que encararlo.

Un perfecto ejemplo sería la situación en la que se encontraba ahora mismo. Había salido al jardín para regar y podar algunas de sus flores y para su mala suerte, la habitación de Urss tenía un balcón con una vista amplia del terreno.
El ruso se encontraba en ese mismo balcón devorándola con la mirada y fumando un cigarrillo mientras ella hacía su trabajo.

Por supuesto que debido a su incomodidad, Argentina fingió no notar su presencia ni su mirada, le dió la espalda y se concentró en sus plantas, aunque eso no quitó los escalofríos que sentía recorrer por su espalda.
Rezó mentalmente para que sean cuales sean los asuntos que el soviético trataba con su esposo se resuelvan lo más pronto posible para así ya no tener que esconderse en su propia casa y evadir la sensación de ser acechada.

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Urss observó la espalda de la mujer que se encontraba en el jardín y recordó los sueños húmedos que tuvo en los últimos dos días, sueños muy reales y sucios como para ser contados a otra persona. Pero de lo que si estaba seguro era que la esposa de Uk era la dueña de esas fantasías.

Contrario a lo que creyó, el roce de los dedos de esa mujer con sus labios no calmaron sus ansias por poseerla, más bien lo empeoró todo. Cada vez que soñaba con la argentina se despertaba sudoroso, sobresaltado y con una erección entre las piernas.
El solo verla regando las flores del jardín lo hechizaba por completo, haciendo que se le sea imposible apartar la mirada de ella.

Literalmente, sus deseos reprimidos por la esposa del inglés eran lo único que lo convencía de permanecer allí, sino ya habría regresado a su territorio en cuanto rechazó la propuesta de Uk.
Sin embargo, pese a lo satisfactorio que podían ser estos sueños también le resultaban molestos, deseaba volver a tener la cabeza despejada de cualquier cosa que involucrara a Argentina para poder volver a su territorio y continuar con la rutina de su día a día; con una guerra encima y con cientos de enemigos que querían su caída no podía permitirse bajar la guardia.

Debía acabar de una vez por todas con su codicia empezando con la mujer que originó todo esto.

Esperó hasta ver que ella entraba a la casa para escuchar sus pasos subiendo las escaleras y acercándose a su habitación. En cuestión de segundos, Urss abrió la puerta, la tomó del brazo y la jaló hacia adentro para después cerrar la puerta con seguro.

-¡¿Qué creé que está haciendo?!

El soviético ignoró sus exclamaciones y la acorraló contra la pared, siendo más alto y más fuerte que ella le resultó más fácil aprisionarla con sus extremidades sin dejarle escapatoria.

-Tengo una propuesta para usted.

Argentina detuvo su forcejeo sabiendo que seria inútil tratar de librarse del agarre del ruso y se resignó a escucharlo.

-Permítame hacerla mía, solo por esta noche y a cambio aceptaré cualquier oferta que me haga Uk.

Aún cuando ella sabía que la colaboración de Urss con Uk y los aliados podía ser fundamental y beneficioso para varios países y sus habitantes, no estaba dispuesta a dejar que ese hombre abusara de su estatus solo para convencerla de entregarse a él como si fuera una prostituta.

-¿Qué le hace creer que aceptaré su oferta? -preguntó mirándolo desafiante.

-Porque si Uk cae, tu también ¿No has pensado en lo que pasaría si tu esposo llegase a perder la guerra? Tu territorio volverá a ser pobre y tanto tú como tu gente correran el riesgo se ser invadidos solo porque tú fuíste la esposa de Uk.

El Dolor de tu Ausencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora