Capítulo 14

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   En esos momentos, deseó en secreto estar en cualquier otro lugar, en una situación completamente diferente que en la que se encontraba ahora mismo. Intentó zafarse del agarre de Urss con desesperación pero la fuerza de ese hombre era mayor que la suya.
   Se quedó estática cuando sintió la mano del ruso bajar hasta sus piernas, haciendo a un lado su falda larga para luego llegar a su zona íntima y comenzar a frotar sus dedos en su sexo al igual que la primera vez.

   La mujer detuvo los movimientos del ruso sujetando su mano para impedir el contacto. No podía ver la expresión del hombre pero sabía que éste estaba enojado con ella por detenerlo.
 
   -Por favor... no lo hagas -suplicó la rubia con la voz temblorosa.

   -He esperado mucho tiempo para tenerte así ¿Y quieres que me detenga? -cuestionó el soviético con clara molestia en su tono.

   Argentina aumentó la fuerza de su agarre cuando sintió que los brazos y las manos de Urss se tensaban, sabía que aquel hombre tenía unas ganas inmensas de tomarla por la fuerza pero a su vez, ella no estaba dispuesta a ceder tan fácilmente, mucho menos a tener relaciones con él en esa camioneta sabiendo que en cualquier momento alguien podría verlos.
   Necesitaba un plan y para eso tendría que convencer a Urss de dejarla ir solo por esta vez, por lo menos para ganar algo de tiempo. En su desesperación, se le ocurrió la idea de intentar recurrir al lado bueno del ruso y aprovechó el hecho de que el rostro del hombre estaba a un costado de su cuello para voltearse y tomarlo suavemente entre sus manos para luego besarlo apasionadamente en los labios.

   Se detestó a sí misma por tener que hacer esto pero no tenía otra opción si quería conseguir más tiempo antes de tener que entregarse completamente a él.

   Por otra parte, a Urss le gustó la iniciativa que tomó la mujer, sabía que era un gesto falso pero por ahora estaba dispuesto a seguirle el juego y observar como se desarrollaban las cosas. Correspondió ferozmente a su beso y pasó sus manos por sus anchas caderas mientras ella soltaba gemidos por la forma en que estaba siendo tocada.
   Cuando ambos se separaron del beso, los labios de Argentina se habían vuelto rojizos debido a la fuerza implementada por el ruso y resaltaron perfectamente con su piel celeste. Eso sumado a su respiración levemente agitada resultaron en una imagen tentadora para Urss.

   -Por favor, Urss, aquí no... prefiero hacerlo en un lugar más privado -dijo la latina poniendo sus manos sobre los hombros del ruso.

   -¿Qué te hace pensar que haré lo que me pides? -cuestionó de forma desafiante, mirándola con el ceño fruncido.

   La mujer se inclinó y empezó a repartir besos húmedos por el cuello de Urss mientras lo abrazaba acercando su cuerpo con el suyo, sintiendo los músculos remarcados del hombre contra sus pechos. Para su satisfacción, sus acciones hicieron que el soviético soltara unos suspiros mientras extendía su cabeza hacia atrás disfrutando del contacto que ella le proporcionaba.
   Dejó un pequeño camino de besos desde su cuello hasta su oído y le susurró de forma seductora.

   -Quiero que seas el único capaz de verme totalmente desnuda... el único capaz de escucharme gritar tu nombre y pedir por más.

   Urss tomó una de las manos de Argentina y frente a sus ojos, depositó un beso en la palma de su mano, como si hubiesen firmado un pacto entre ellos.

   -Que así sea -respondió él hipnotizándola con su mirada penetrante.

   De repente la atención de Urss se centró en la mano de la mujer, frunciendo el ceño ante la sortija dorada que yacía en su dedo anular.

   -Esto... ¿acaso es...

   -Si -respondió rápidamente la rubia -Es mi anillo de matrimonio.

   Pese a los problemas que tenía con Uk, Argentina no se había dado cuenta de que todavía llevaba puesto su anillo de matrimonio. Fue la menor de sus preocupaciones en cuánto Uk le dijo que la entregaría a Urss.
   Lentamente se bajó del regazo del hombre para volver a su asiento de al lado y volvió a acomodarse su falda luego del manoseo que recibió por parte del ruso.

El Dolor de tu Ausencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora