Capítulo 9

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   -Mi señora, tenga -dijo Angeline dándole un pañuelo a la mujer para que se limpiara los rastros húmedos que dejaron sus lágrimas.

   -Gracias, Angeline.

   Luego de usar el pañuelo, juntas salieron de esa habitación y mientras subían las escaleras para volver a la habitación de Argentina, vieron como varias sirvientas sacaban sus cosas del dormitorio y se las llevaban por el pasillo.

   -¡¿Qué creen que están haciendo?! ¡Esas son las cosas de la señorita! -exclamó Angeline.

   Una de las jóvenes le respondió mientras llevaba varias de las prendas de Argentina en sus manos.

   -El señor Uk nos ha ordenado sacar todas sus cosas del dormitorio, dijo que no quería dormir con una asesina como ella -dijo con burla.

   -¡¿Cómo te atreves?! -dijo Angeline enfadada.

   -Angeline -la llamó otra sirvienta mayor de edad y de rasgos severos -Las órdenes del señor Uk también se aplican a ti, así que ponte a trabajar.

   -P-Pero yo... no quiero hacer esto...

   Argentina intervino tomando la mano de su amiga.

   -Tranquila, Angeline. Cumple con tus órdenes, además prefiero que estés ahi para cerciorarte de que no se lleven mis cosas.

   Resignada, la chica hizo lo que le dijo. Aparentemente estaban trasladando sus cosas desde ropa hasta algunos muebles hacia otra habitación, una que se encontraba al final del pasillo que recorría todo el primer piso. Una habitación que había permanecido abandonada y que nisiquiera había sido usada por algún invitado.
   Para su mayor vergüenza, Urss fue testigo del traslado de sus cosas desde el marco la puerta de su propia habitación y aunque cuando las sirvientas pasaban junto a él, se ponían nerviosas, el ruso no les hizo caso porque tenía su atención enfocada solamente en la esposa de Uk.

   Cuando terminaron, Argentina entró a su nueva habitación, era algo oscura debido a que no se le dio el mantenimiento adecuado a las luces, era más pequeña, podría decirse que era la mitad del dormitorio que compartió con Uk pero sin importar eso, a ella le pareció acogedora. Por lo menos esa habitación la hizo sentir segura.
   Revisó sus cosas, todo estaba en orden hasta que abrió su joyero, no tenía muchas joyas en él, solo dos pares de pendientes, tres anillos y dos collares, sin embargo ahora faltaban un par de pendientes y un collar.

   -Lo siento mucho, mi señora. No pude ver quien fue por estar cargando varias cosas. Tal vez se los llevaron cuando no estaba en la habitación... después veré si puedo averiguar quien robó sus joyas.

   -No, déjalo. Fueron regalos de Uk en nuestro primer año de casados, su único valor era sentimental pero ahora ya ni eso tienen, nisiquiera llegué a usarlos.

   Angeline estaba afligida por la tristeza que se hizo notar en la voz de Argentina.

   -¿Cómo pudo el señor Uk atreverse a hacer esto? Cambiarla de habitación y sin su consentimiento.

   -Porque para él ya no significo nada. Aunque lo bueno de todo esto es que ya no tendré que dormir con él... no soportaría seguir viéndolo todas las noches cuando las cosas entre nosotros están tan mal.

   La rubia se sentó en la cama que le asignaron, era tan pequeña que solo entraba una persona en ella. Supuso que las sirvientas la pusieron para hacerla sentir miserable pero nunca pensaron que Argentina ya estaba acostumbrada a dormir así, ya que tenía una cama igual a esa en su territorio, antes de casarse con Uk. Habiendo experimentado de primera mano lo que es la pobreza, se las ingenió como el resto de su gente para acostumbrarse y saber sobrevivir a las peores condiciones. Esa cama pequeña y vieja no la afectaba en nada.

El Dolor de tu Ausencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora