Capítulo 13

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   El hambre fue lo de menos comparado con la ansiedad y el estrés que sentía en esos momentos. Apenas salió el sol empezó a escuchar actividad en la casa, debían ser como las 05:00 de la mañana cuando despertó.
   Permaneció sentada en su cama junto a su maleta con pocas pertenencias en su interior, lo único que empacó fueron algunas prendas y las cartas de sus hijas que habían permanecido guardadas en su escritorio. No despegó la mirada de la puerta hasta que ésta se abrió dejando ver a la misma sirvienta que la delató con Uk durante su intento de fuga.

   -Ya es hora -dijo simplemente la mujer.

   Al ver que la sirvienta no tenía la intención de llevar su maleta por ella y cumplir con su trabajo, Argentina la cargó por su cuenta, salieron de la habitación y recorrieron el pasillo con la empleada siguiéndola por detrás.

   -¿Sabes dónde está Angeline? -preguntó toscamente a la mujer que la seguía.

   Aunque ésta se mostró un poco reacia a contestarle, de todos modos lo hizo.

   -El señor Uk no decidió su castigo, aún. Así que todavía permanece encerrada en el sótano.

   La rubia no dijo nada al respecto, solamente se lamentó por haber metido en problemas a su amiga y por no poder despedirse de ella. Mientras era escoltada por la otra mujer, se cruzaron varias veces con el resto de los sirvientes.
   Era muy raro verlos a todos despiertos a estas horas pero considerando la pésima relación que tenía con ellos, supuso que estaban ansiosos por ver como su esposo al fin se deshacía de ella.

   Mientras bajaban las escaleras, observó a Uk al final de éstas, esperándola en el despacho y al notar que él llevaba puesto un abrigo largo y negro dedujo que irían a un lugar con un clima frío, afortunadamente ella traía una gabardina a mano.
Junto a Uk estaban las niñas quienes miraban confundidas la escena, detrás de ellas estaba Francia.

   -¿A dónde va? -preguntó Soledad a la francesa en voz baja.

   -Va regresar a su país y se va a quedar ahí hasta que llegue el día de su juicio -contestó la mujer.

   Cuando Argentina pasó junto a ellas solo pudo alcanzar a mirarlas unos segundos con angustia en sus ojos. No le gustaba que Francia estuviera cerca de ellas pero poco pudo pensar al respecto cuando Uk la tomó del hombro para obligarla a continuar su camino y salir de la casa.
   Ni siquiera pudo despedirse apropiadamente de las niñas.

   Subieron al auto del inglés que estaba estacionado frente a la puerta principal mientras ella contemplaba a través de la ventana del auto las figuras de sus hijas junto a la puerta por última vez. Tampoco pudo evitar observar con nostalgia aquella casa donde alguna vez creyó que viviría momentos felices pero ahora solo se llevaba recuerdos tristes y dolorosos que solo le generaban una sensación de alivio con su partida.
   Sin embargo esto solo fue temporal ya que el miedo persistía en lo más profundo de su ser, estaba siendo enviada a un territorio desconocido donde su destino sería incierto y si bien sabía que Urss tenía intenciones lujuriosas hacia ella, además de eso, no sabía que más la esperaba en ese lugar.

   El trayecto en el auto fue muy incómodo, con un ambiente muy frío y silencioso que los acompañaría tanto a ella como a Uk incluso cuando llegaron al aeropuerto y bajaron del auto para subir al avión privado del británico.
   Argentina seguía enfadada con él, tanto que no sentía la necesidad de hablar o tratar de romper ese ambiente entre los dos, y lo mismo era para Uk. Simplemente se ignoraron mientras ella veía por la ventanilla del avión como éste se alejaba más y más del territorio de Uk.

   La falta de comunicación entre ambos y el silencio que había dentro de la cabina la aburrió de modo que cerró sus ojos y se permitió descansar de todas sus frustraciones y penurias.

El Dolor de tu Ausencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora