Capítulo 19

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Luego de comprobar que los cinco millones prometidos por Urss eran reales, Uk y sus hombres volvieron a los vehículos con el propósito de regresar a su país, esta vez con tres maletines repletos de dinero. No obstante, antes de que pudiera subir al auto, Urss impidió que abriera por completo la puerta del auto llamando la atención desconcertada del inglés.
Todo esto ocurrió mientras sus hombres, quienes aún no habían subido a los vehículos, preparaban en secreto las armas que traían ocultas en sus abrigos ante cualquier acción hostil, no solo del líder soviético sino también de los soldados de éste quienes todavía custodiaban la entrada.

Urss, quien se encontraba fumando un cigarillo que habia sacado mientras realizaban la transacción del dinero; exhaló el humo frente al rostro del británico provocando que éste tosiera con disgusto.

-Que no se te vuelva a ocurrir la idea de hacerme lo mismo que le hiciste a tu esposa. Acusarme sin tener pruebas de nada solo para obtener lo que en verdad codicias, ese jueguito tuyo no funcionará conmigo -advirtió severamente.

Ignorando la expresión perpleja de Uk, Urss soltó la puerta del auto y se alejó para regresar al interior de la mansión mientras que el inglés subía a su vehículo, todavía sorprendido y un tanto molesto por lo que dijo el ruso. Aunque el asunto fue resuelto, el misterio de la pérdida del primer pago realizado por Urss continuó inquietando a Uk luego de que éste le diera tan generosa cantidad de dinero después de su reclamo.
Su mente se transformó en un manojo de nervios al considerar el hecho de que tal vez Urss tenía razón y en verdad existía la posibilidad de que hayan traidores en su país. Si la intención del ruso era estafarlo, entonces no habría accedido a volver a pagarle, mucho menos unos cinco millones y eso lo descartaba como sospechoso de lo sucedido.

Se planteó la idea de seguir investigando hasta descubrir al responsable de aquel robo preguntándose quién pudo tener las agallas para robarle, sabiendo que era el líder de un país y que las consecuencias serían graves. Suspiró frustrado por los hechos recientes y sin querer, observó desde su auto las ventanas de los pisos superiores de la mansión de Urss ya que luego de la rabieta de Argentina, vio que los sirvientes se la llevaron subiendo las escaleras, por lo tanto ella debía estar en alguna de esas habitaciones.
Esperaba poder ver su figura a través de alguna de esas ventanas antes de que el auto avanzara hacia su destino pero no vio nada y eso lo agobió por alguna extraña razón.

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Mientras el auto del inglés partía, Argentina se encontraba sentada sobre su cama abrazando sus rodillas. Si bien se mostró alterada luego de ver a su esposo, ya se había calmado después de tomar unas respiraciones profundas; ahora solamente le quedaba esperar que Urss la confrontara por lo sucedido.

Apuesto a que está enojado conmigo por cómo me comporté frente a su invitado. No me sorprende, después de todo Uk también reaccionaba de esa forma cuando montaba una escena como esa para recriminarle por Francia.

Esperó en aquella habitación, mentalmente preparada para lidiar con la ira del soviético. La tensión en su cuerpo aumentó cuando vio que la perilla de la puerta giraba permitiendo que la enorme figura de Urss ingresara a su dormitorio. Su rostro carente de emociones no hizo nada para aliviar la tensión que sentía en esos momentos.

-¿Estás bien?

Su pregunta la tomó por sorpresa.

-S-Si... -respondió tratando de sonar firme y borrar el temblor en su voz.

-No es cierto.

El Dolor de tu Ausencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora