-¿Me llamó señor?
-Así es. Tengo un trabajo para ti.
Urss observó al hombre que había entrado a su oficina luego de su discusión con Argentina. Era el más adecuado para el trabajo que le iba a encargar.
-Quiero que vayas al territorio de Uk y vigiles a estas niñas -dijo extendiendo sobre su escritorio dos hojas con los perfiles y otros datos personales de Malvinas y Soledad. Información que no tardó en conseguir en poco tiempo.
-Protégelas de cualquier amenaza y repórtalo inmediatamente... -hizo una pausa antes de volver a hablar -... también quiero que vigiles a Francia, quiero saber cada movimiento suyo, con quién se reúne, a dónde va y cualquier acción que consideres sospechosa.
-Entendido, señor.
Al cabo de unos minutos, el hombre se retiró mientras Urss pensaba en diversas formas de cobrarle todo esto a su invitada.
○○○○○
Argentina había regresado a su habitación, esta vez estaba viendo las cartas de sus hijas que había traído consigo en su maleta, volviéndolas a leer a todas, una por una.
Su determinación por demostrar su inocencia ante las acusaciones de su esposo aumentó cuando pensaba en ellas, en sus provincias y en que podría aprovechar los próximos seis meses para reunir las pruebas que necesitaría para evitar que la encerraran en prisión. Tenía una testigo. Angeline. Sin embargo, ella no era suficiente, todos sabían que ambas eran amigas y podrían acusarla de ser su cómplice.
Tampoco podía contar con los testimonios de los demás sirvientes, aunque alguno de ellos hubiese presenciado algo que saliese a su favor, Argentina podía apostar a que eran capaces de mentir o de negarse a testificar a su favor con lo mucho que la odiaban. Si bien puede que no haya testigos, entonces las cámaras debieron haber capturado algo.Era consciente de que encontrar posibles testigos y pruebas sería complicado estando a cientos de kilómetros del territorio de Uk, no podía abandonar este territorio porque todos sus intentos de escape eran frustrados por los soldados que patrullaban los alrededores, tampoco podía pedir ayuda o siquiera comunicarse con alguien del exterior, la única solución para salir de allí parecía ser la de esperar a que alguno de los otros representantes o la ONU comiencen a notar su ausencia pero no le sorprendería si Uk inventara alguna que otra mentira para explicar su desaparición repentina.
Permaneció con estos pensamientos pesimistas hasta que una idea pasó por su mente y aunque no estaba de acuerdo con ella, consideró los beneficios que ésta le traería. Si le daba a Urss lo que él tanto quería entonces, tal vez, podría convencerlo de traer las pruebas que ella necesitaba. Maldijo a su mente por haberle dado esa idea sabiendo que lo que el ruso más quería era que ella accediera a tener relaciones con él.No solo era un camino corto para conseguir lo que necesitaba para no ir a prisión sino que de alguna manera sintió que también estaría aprovechándose de Urss. No quería manipular a nadie por más que estuviera en una situación desesperada. Aunque el hombre la había comprado y casi la había forzado a tener relaciones con él, no era suficiente como para odiarlo, al menos no tanto como odiaba a su esposo por meterla en esta situación; además, desde que llegó, él la trató como una invitada y no como una criminal pese a lo que le dijo Uk, incluso le ofreció protección para sus hijas. Descartó toda idea de manipulación con él. A pesar de las circunstancias, por un lado estaba agradecida con Urss pero por el otro seguía sin estar dispuesta a bajar la guardia.
Intentaría recurrir a una manera limpia de tratar con él, buscaría la forma de convencerlo para que consiguiera las pruebas y testigos que le hacían falta, regresaría a su territorio luego de ganar el juicio y de haberse divorciado con la deuda que tendría con Urss por haberla ayudado como su única preocupación.
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El Dolor de tu Ausencia
RomanceLa Segunda Guerra Mundial nunca terminó, sino que empeoró. El régimen nazi y la Urss conquistaron más territorios mientras que Usa, Uk y otros países aliados decidieron dejar de enviar más hombres a la guerra, excepto para defender los límites de su...