𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 13
Cuando Sam nació Loise y yo la estábamos pasando muy mal. Es decir, fue maravilloso convertirnos en madres. Era algo que siempre habíamos deseado. Pero la maternidad no es un cuento de hadas. Y ser mujer tampoco lo es. Mucho menos cuando se está al frente de algo. En mi caso la academia, y Loise, su propia empresa.Samuel, su padre, acababa de morir. Y Loise debía hacerse cargo de la empresa familiar, que además no estaba atravesando por su mejor momento. Fue un año difícil para las dos. O más bien para las tres. Porque entre tantas cosas Sam tampoco la estaba pasando nada bien.
Nuestra niña era una recién nacida que solo tenía a sus madres unas cuantas horas al día. Por las mañanas, al medio día y en las noches. Aunque la mayoría del tiempo se la pasaba durmiendo. Creo que eso explica por qué mi lazo con Sam no es tan estrecho. Yo no la llevé dentro de mi por nueve meses ni la amamanté. Tampoco le di el tiempo que debí haberle dado.
Por eso empecé a considerar las opciones de buscar ayuda extra; una nana. Pensé que sería bueno para mí y muchísimo mejor para Loise. Ella iba a descansar más, iba a concentrarse en procesar la pérdida de su padre. Becca se ofreció a cuidar de Sam pero ya era muy mayor y yo no quería darle ninguna carga.
Ellen Ruppel fue la primera institutriz de Sam. Llegó a nosotras a través de una agencia, cuando Sam ya había cumplido el primer año. En ese entonces yo tenía treinta y cinco, y Ellen, veintiséis. Era una chica extranjera, muy dulce. Cuidaba de Sam como si fuera suya.
Era muy atenta con Loise y conmigo incluso. Le enseñó a Loise a preparar platillos y postres alemanes. Yo aprovechaba a practicar el idioma con ella, y ahora la casa se sentía menos grande. La estábamos adoptando como parte de la familia. Empecé a apreciarla como a una hermana.
Supongo que tener a Diane lejos contribuyó a eso pero nunca jamás vi a Ellen de otra forma. Nunca. A pesar de las circunstancias mi relación con Loise siempre se mantuvo estable. Aunque hubo un momento en el que empezó a comportarse más celosa de lo habitual. Y ahora comprendo la razón.
—¿Ellen? —cuestiono. Ahora Loise está apoyada contra el escritorio, con los brazos cruzados en el pecho. Me mira como si yo fuera una estúpida—. Contesta, Loise. ¿Hablas de Ellen Ruppel?
—¿Acaso también estuviste con otra Ellen?
—Yo no estuve... —exhalo un suspiro pesado. Me paso las manos por el rostro, exasperada y confundida—. Loise, por Dios, yo no estuve con Ellen. Ni con Ruppel ni con ninguna otra Ellen. Con nadie. Nadie. ¿Comprendes?
—Sí, por supuesto —contesta con ironía. Cuando la veo incorporarse me extiendo y le sujeto la muñeca.
—Espera —le digo—. No puedes soltar semejante tontería e irte así nada más.
—¿Tontería? —se vuelve hacia mí y se suelta con brusquedad. Frunce el ceño—. ¿Te parece que una infidelidad es una tontería?
—Yo no te fui infiel. Ni una vez. Ni siquiera con el pensamiento. Cómo puedes creer que haría algo para lastimarte si te amo con mi vida, Loise.
La voz me sale en un tono más alto de lo que hubiera esperado. Y aunque a Loise parece no importarle a mi sí lo hace. No hay música así que me preocupa que allá afuera nos hayan escuchado. Me preocupa que Sam nos haya escuchado.
Lorraine, pienso.
Loise tiene los hombros rígidos bajo el vestido violeta. En este punto de la conversación yo temo que vaya a mellarse todos los dientes por la presión que ejerce al tensar la mandíbula.
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𝐏. 𝐃. 𝐀𝐮𝐧 𝐭𝐞 𝐚𝐦𝐨 | 𝐋𝐚𝐫𝐢𝐬𝐬𝐚 𝐖𝐞𝐞𝐦𝐬
FanfictionPara Larissa solo ha existido un gran amor. Y en sus planes no está dejarla ir. ─ ⊱✦⊰ ─ Larissa cree que la fiesta de cumpleaños de Loise, su ex esposa, es la oportunidad perfecta para que su relación con ella resurja. Pero en medio de la reunión...