𝐏. 𝐃. 𝐀𝐮𝐧 𝐭𝐞 𝐚𝐦𝐨 | 𝐋𝐚𝐫𝐢𝐬𝐬𝐚 𝐖𝐞𝐞𝐦𝐬

29

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 29

ʀᴇᴄᴏᴍᴇɴᴅᴀᴄɪóɴ ᴍᴜsɪᴄᴀʟ: ᴛᴏᴅᴀ ᴜɴᴀ ᴠɪᴅᴀ - ᴏᴍᴀʀᴀ ᴘᴏʀᴛᴜᴏɴᴅᴏ

Julio de 2017

A medida que abro los ojos la luz que se cuela por la ventana se vuelve más intensa.
La voz de Loise se escucha con mayor claridad. Está conversando con Sam pero todavía no alcanzo a comprender lo que le dice. 

Me incorporo, me froto los ojos y me llevo las manos a la cara para protegerme de los rayos del sol.

—Buenos días, cariño. ¿Quieres levantarte y buscar la cámara? Nuestra hija está a punto de dar sus primeros pasos.

—Buenos días —mascullo, soltando un bostezo.

Apenas mi cerebro termina de procesar lo que acabo de escuchar, salgo de la cama de un salto.

Sam está de pie en la puerta del armario, a casi un metro de distancia, muy quieta, estudiando todo lo que hay a su alrededor.
Camino con cautela hacia el escritorio y del primer cajón saco la cámara de video. Loise la compró una semana después de que supimos que estaba embarazada. Desde entonces hemos grabado cada instante del embarazo.

Me acerco a Loi muy lentamente, acomodo una mano en su cintura y me inclino para darle un beso en la sien. Cuando quiero soltarla me lo impide.

—Feliz cumpleaños —me dice en voz baja. Sus manos están en mi rostro y me mira con una sonrisa—. ¿Sabías que cada año eres más hermosa que el anterior?

—Qué dulce eres.

Deslizo su mano de mi mejilla a mis labios y le doy un besito en la palma. Después me quita la cámara. Es entonces cuando Sam empieza a caminar. Lo hace mientras balbucea en voz alta, con la mano en la boca. A medida que avanza suelta tiernas risitas que nos hacen sonreír a su madre y a mí.

Loi alterna la cámara entre la bebé y nosotras. No quiere pasar desapercibido ningún detalle. Ninguna risa ni ningún comentario. Tiene los ojos humedecidos como yo y la mirada rebosante de orgullo.

Los pequeños pasos de Sam son inseguros y erráticos. Tengo miedo de que caiga y se asuste así que decido acuclillarme en la alfombra para esperarla. 

—Ven, Sam —la llama Loi cuando nos damos cuenta de que quiere detenerse—. Ven con mami. Abraza a mami Larissa.

Extiendo los brazos en su dirección mientras Loise corre hacia el sofá. Un segundo después está de nuevo a mi lado pero ahora sostiene al Señor Orejas. Lo agita para llamar la atención de la bebé.

Con las lágrimas amenazando con salir, me deslizo un poco más cerca de Sam y apenas sus manitos sujetan las mías, la risa más dulce que he escuchado en la vida llena cada espacio de la habitación.

—¿Lo grabaste? —le pregunto a Loi.

Nos quedamos mirando en silencio, como procesando lo que acabamos de vivir. Tenemos una hija que ha dado sus primeros pasos. Tengo una hija con el amor de mi vida. ¿Puede existir algo más hermoso que esto? No lo creo.

—Muy bien hecho, mi amor.

Abrazo a Sam contra mi pecho y le acaricio los rizos despeinados. Siento los brazos de Loise cerrándose alrededor de mí, y al mismo tiempo, alrededor de nuestra niña. Nos está abrazando en conjunto. Nos da un beso en la frente a cada una y luego busca mis labios.

—Feliz cumpleaños a los dos amores de mi vida.

—Gracias, mi amor.

La miro a los ojos un segundo y le doy un beso más. Los labios de mi esposa son tan suaves como la brisa de la mañana.