Capítulo 11: Necesidades

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Regresaron a casa y antes de entrar en ella, Tom le miró con firmeza.

—Averiguaremos quien eres, Bill—le prometió.

Bill asintió y se inclinó para besarle con suavidad en la mejilla...pero estando tan cerca de sus labios no se pudo resistir y esa vez fue él quien le besó. Pero un leve carraspeo les hizo separarse y volverse, David los miraba cruzados de brazos.

—Tenemos sesión—dijo dirigiéndose a Bill.

—Entremos en casa, hace frío—comentó Tom sintiendo que se sonrojaba.

No le importaba que le pillaran besándose con otro chico, pero sí que lo hubiera hecho el antiguo amante.

Entraron en la casa y pasaron al salón donde Bill y David se sentaron en el sofá mientras que Tom preparaba café, dejando que hablaran a solas.

— ¿Recuerdas algo de cuando estábamos juntos?—preguntó David carraspeando.

—Solo que hacíamos el amor—contestó Bill sonrojándose.

David asintió y metiendo mano en el bolsillo de su cazadora, le mostró un reloj de bolsillo. Bill se lo quedó mirando y de repente tuvo otro recuerdo de ellos dos juntos. Estaban desnudos en la cama y se lo estaba regalando con una amplia sonrisa en los labios.



—Todo psicólogo debe tener uno—explicó sin perder la sonrisa.

Se inclinaron, sus labios estaban a punto de rozarse cuando el sonido del teléfono les interrumpió.

—No contestes—suplicó resoplando David.

Pero Bill le ignoró y volviéndose en la cama cogió el teléfono y lo descolgó.

—Dime—contestó con sequedad.

A su lado, David se dio la vuelta en la cama resignado, escuchando como Bill hablaba de trabajo mientras que él dormitaba...




— ¿Bill?

La voz de Tom le hizo salir de sus pensamientos. Había entrado en el salón y dejado una bandeja con tres tazas de café en la mesa baja que había delante del sofá. Cogió el suyo y bebió un sorbo, se sentía algo mareado por el recuerdo que acababa de tener. Tras haberse besado con Tom, el verse a sí mismo desnudo en la cama con David había sido demasiado...

—Mejor lo dejamos para otro día si no te sientes bien—dijo David levantándose.

Tom le acompañó a la puerta y regresó al lado de Bill, que se había puesto pálido de repente. Le ayudó a levantarse del sofá sin decir nada y le acompañó a su habitación, ayudándole a sentarse en la cama.

—Te necesito—susurró Bill mirándole con los ojos velados.

Tom le miró a su vez a punto de negarse, no estaba en condiciones. Pero...no pudo hacerlo, los labios de Bill le llamaban y sus caderas se alzaban atrayéndole. Asintió con la cabeza y empezó a desnudarse mientras que Bill le imitaba.

No dijeron nada, Bill se puso en pie y se quedó en ropa interior mientras que Toma abría la cama y le ayudaba de nuevo, acostándole esa vez. Se tumbó a su lado y cubrió sus cuerpos con las sábanas. Entonces le acogió en sus brazos y empezaron a besarse desesperados.

Llevó las manos a su cintura y tiró de sus bóxers hacia abajo, quitándose los suyos a continuación. Rodó con él por la cama y le dejó bajo su cuerpo, sintiendo como sus piernas se separaban a ambos lados de su cuerpo.

Soltó un profundo gemido al sentir rozarse sus entrepiernas, como Bill alzaba sus caderas y se revolvía bajo él. Llevó una mano hasta sus nalgas y jugueteó con su entrada dilatándola, sintiéndole tan preparado como ya lo estaba él.

Y Bill lo sentía...separó los labios interrumpiendo ese beso que le estaba dejando sin aliento y llevando una mano bajo las sábanas la puso en el pecho de Tom pidiéndole que se detuviera.

— ¿Qué?—susurró Tom entre jadeos.

— ¿Tienes...tienes algo?—preguntó Bill carraspeando.

Tom lo entendió y estirándose por la cama recupero sus pantalones. Llevaba la cartera en el bolsillo de atrás y la sacó, extrayendo de ella el envoltorio de un condón que abrió y se puso con manos temblorosas. Se acomodó de nuevo sobre Bill, quien alzó las caderas gimiendo desesperado.

Cogió aire y entró poco a poco en su cuerpo. Se apoderó de sus labios y comenzó a embestirlo con suavidad, hasta que sintió los primeros espasmos del orgasmo y llevando una mano al miembro de Bill le hizo derramarse entre sus dedos mientras él lo hacía dentro de su cuerpo...




Regresó a casa y fue al baño, donde Natalie se preparaba para darse una ducha caliente.

— ¿Cómo ha ido?—preguntó Natalie mientras se desnudaba.

—Mal—contestó David imitándola—Bill se puede venir abajo y no recordar nada.

—Ten paciencia—dijo Natalie suspirando—Eres un buen médico, conmigo hiciste milagros y con Bill será igual.

David asintió abrazándola y se metió en la ducha con ella. Abrió el grifo y se apoderó de sus labios entre jadeos. Hicieron el amor bajo el agua, ajenos a que a varios metros de distancia Bill también gozaba...




Era de noche cuando despertó, seguía en su cama con Tom profundamente dormido a su lado. Sentía sed y moviéndose con suavidad para no despertarlo se levantó y salió de la cama. Recogió sus bóxers y se los puso, no quería bajar desnudo a la cocina y encontrarse con la madre de Tom de repente. Sintió algo de frío y se puso la camiseta de Tom. Le quedaba grande, le llegaba has los muslos y le dejaba un hombro al aire.

Sonrió al imaginarse como estaba, con la ropa de Tom y el pelo alborotado tras haber hecho el amor. No lo tenía planeado, pero tras el último recuerdo con David le dio un bajón del que no supo cómo salir de otra manera. Sabía que Tom lo deseaba, y tampoco es que le hubiera obligado a nada. Solo había sido...un rollo de una noche, no esperaba que cayera rendido a sus pies y le pidiera que se quedara en esa acogedora casa viviendo con él...

Salió de sus pensamientos cuando escuchó un ruido que venía del piso inferior. Se encontraba a punto de bajar las escaleras, pero se quedó quieto en el sitio agudizando el oído. Sabía que no era la madre de Tom, las luces estaban apagadas y sonaba como si estuvieran forzando una puerta.

Se mordió el labio mientras pensaba que hacer. Tenía que despertar a Tom, pero no hizo falta. Al momento le sintió a su lado, poniéndole una mano en el hombro y pidiéndole silencio llevándose un dedo a los labios. Asintió y se quedó dónde estaba, viéndole bajar las escaleras en ropa interior con su arma reglamentaria en la mano derecha.

Tras dejar a Bill a "salvo", Tom bajó las escaleras justo en el momento en que la puerta se abría y una persona entraba en la casa. Levantó el arma separando los labios a punto de gritarle que no se moviera de donde estaba, pero al ver la pistola que también llevaba no se lo pensó dos veces y disparó acertándole...

Take me homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora