Capítulo 13: Pasado presente

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No pudo dormir, tenía muchos remordimientos de conciencia y nada más hacerse de día se levantó de la cama con una idea fija. Quedaría con David, le contaría lo que había hecho y le pediría perdón. A él y a su mujer.

Salió de su habitación y fue al baño a darse una ducha, encontrándolo ocupado. Iba a regresar por donde había venido cuando la puerta se abrió de golpe y apareció Tom recién salido de la ducha, llevando solo una toalla ajustada a su cadera. Se quedaron mirando en silencio, no habían vuelto a hablar desde lo pasado la noche anterior, y tras lo que habían compartido...

—Buenos días—musitó Bill desviando la mirada.

— ¿Estás bien?—preguntó Tom preocupado.

—Si—susurró Bill.

—Es muy pronto para estar levantado—empezó a decir Tom—Mi madre se fue hace una hora al hospital, si quieres pido la mañana libre y...damos un paseo por el pueblo...

—Quiero ver a David—explicó Bill mordiéndose el labio.

— ¿Para qué?—no pudo evitar preguntar Tom.

—Para hablar con él—contestó Bill alzando la mirada—Necesito pedirle perdón por todo lo que le he hecho. Lo necesito, Tom...

Asintió suspirando, ese era el Bill del que se había enamorado.

—Si te das prisa, te acerco—dijo dejándole paso.

Bill asintió y por primera vez le sonrió. Entró en el baño y se dio una ducha rápida. Se vistió llevando de nuevo la ropa de Tom y bajó a desayunar.

—Llamé a mi madre y le pedí el número de David—le explicó Tom, tendiéndole un trozo de papel—Llámale desde aquí si quieres.

—Gracias—murmuró Bill algo cortado.

Usó el teléfono mismo de la cocina, no es que fuera a hablar de algo que Tom no supiera ya.

—David, soy yo—dijo cuándo le contestaron— ¿Podemos vernos? Necesito decirte una cosa.

Tom le miró en silencio, viéndole suspirar aliviado y quedar con David en verse en media hora en el bar del pueblo. Le vio colgar el teléfono y se pusieron en movimiento. Le llevó en su coche y esperaron en el hasta que apareció David, no quería dejarle a solas.

—Ven a verme cuando termines—dijo Tom—Estaré en comisaría, pero si no estoy ve al hospital y quédate con mi madre. No andes solo por el pueblo.

Bill asintió y bajó del coche. David le esperaba en la puerta del bar y entraron en el. Llevaba el sobre de las fotos sujetado con firmeza en sus manos, y nada más sentarse en una apartada mesa y pedir dos cafés las dejó sin decir nada sobre ella.

— ¿Qué es esto?—preguntó David en un susurro.

—Ayer vino a verme un detective privado—empezó a explicar Bill—Por lo visto le había contratado haciéndome pasar por tu marido, le dije que tenías una aventura y le pagué para que os siguiera y os sacara estas...estas fotos...

David las miraba sin saber que decir, viéndose a él y a Natalie haciendo el amor sobre una cama que reconoció como la suya.

— ¿Sabías lo de Natalie?—preguntó en un susurró.

—Sí, lo sabía—contestó Bill con naturalidad—Te he llamado solo para...pedirte perdón por todo el daño que os haya podido haber causado a ti y a tu mujer. Estaba loco, no hay otra explicación. Quédate con las fotos, destrúyelas.

David asintió y las recogió, metiéndolas en el mismo sobre donde Bill las llevó. Se tomaron en silencio el café que una camarera les llevó, y cuando terminaron David pagó y acompañó a Bill a la puerta.

Take me homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora