Capítulo 17: Humo y cenizas

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Fueron a la casa del lago tras hacer una parada en la de Tom. Los cuadros estaban en el garaje, donde Bill los había dejado escondidos. Por desgracia, Scotty no se encontraba para tratar de ayudarle y no le quedó más remedio que coger las obras de su padre y hacer todo lo que Natalie le ordenaba, que no bajaba el arma por si acaso.

—Te he dado los cuadros, ¿dónde está Megan?—preguntó Bill mientras subían las escaleras del porche.

—Despacio Bill, hace mucho tiempo que no nos vemos—murmuró Natalie abriendo la puerta de la casa—Adelante.

Entraron en la casa y Natalie le obligó a dirigirse a la cocina.

— ¿A qué te vienen muchos recuerdos?—preguntó sonriendo.

—Natalie, yo te ayudaré...dime donde está Megan y te ayudaré—suplicó Bill desesperado.

—Ya no quiero tu ayuda, no la necesito—dijo Natalie con firmeza.

—Antes era diferente...todo cambiará, dime donde está Megan y nos iremos. Empezaremos de nuevo ella y yo en otra ciudad—prometió Bill.

—Está arriba, durmiendo en tu antigua habitación—contestó Natalie cediendo.

Trató de ir escaleras arriba, pero la voz de Natalie le detuvo en seco.

—No vayas tan deprisa, quiero ver los cuadros—dijo Natalie sin dejar de apuntarle con la pistola.

— ¿Sólo lo haces por eso?—estalló Bill a punto de llorar— ¿Por unos miles de euros? Quédatelos y devuélveme a mi hija.

—No es por dinero—contestó Natalie con calma acercándose a Bill—Son cuadros de mi hermano y quiero conservarlos.

Decidió actuar, y se movió con rapidez. Cogió a Natalie del brazo pero ella fue más rápida y le empujó contra la pared volviéndole a apuntar con firmeza.

—Siéntate en esa silla y deja de hacerte el héroe—siseó Natalie señalando la cocina.

Bill la obedeció sintiendo que se ponía a llorar. No sabía que hacer o decir para recuperar a su hija.




Salió del coche dejando el motor en marcha. Cogió su arma reglamentaria y entró en casa de David sosteniéndola con firmeza. La puerta estaba abierta y lo primero que vio fue a David tirado en el suelo e inconsciente.

— ¡Bill!—llamó sin bajar el arma.

Pero nada, ahí no había nadie...solo había un sitio donde podía estar y fue hacia él con el corazón en un puño.




—Aquel verano en que me trajo aquí comenzó todo—dijo Natalie suspirando—Papá no dejaba de hacerte dibujos y a mí no me hacía porque sabía que era mala y una noche me levanté y rompí las láminas con rabia. Los artistas pueden ver en tu interior...

Bill la escuchaba sin saber que decir. Estaba paralizado por el miedo, había visto como cogía una lata de gasolina y mientras hablaba caminaba a su alrededor dejando caer la gasolina hasta que completó un circulo con él en medio.

—Yo solo quería que ese verano resultara inolvidable para mí—susurró Natalie—Después de romper las láminas, vertí gasolina tal y como lo estoy haciendo ahora mismo...

—Natalie no lo hagas por favor...solo es un bebé—suplicó Bill sintiendo que le caía una lágrima.

Pero Natalie le ignoró y cogió una cerilla. La encendió y la dejó caer al suelo. Un círculo de llamas rodeó a Bill, que sentía que le costaba respirar. Mientras, Natalie le dio la espalda y abrió la carpeta con las obras de su padre.

Take me homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora