Capítulo 3: El despertar

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Regresó a la tarde como su madre le había pedido, pero iba con las manos vacías. Había metido las huellas de John en la base de datos y de momento no habían dado ningún resultado. Luego tuvo que ausentarse para resolver un pequeño altercado en el bar del pueblo y ya aprovechó para comer allí.

Luego regresó a casa y sacó a Scotty a dar un corto paseo. Quería volver al hospital cuanto antes, y para entonces ya había anochecido y puesto a llover.

Simone le esperaba con otra taza de humeante café que se tomó al tiempo que se calentaba las manos.

—Nuestro paciente va mejorando—explicó mientras se terminaba el café—Su temperatura ya es de 36º y sus mejillas tienen incluso un ligero color sonrosado.

— ¿Se ha despertado o dicho algo?—preguntó Tom.

—De momento nada—contestó Simone resoplando.

Pero al momento apareció Georg llamándolos y los dos se pusieron en pie de inmediato.

—Se está despertando—dijo sonriendo ampliamente.

Entraron en la habitación donde descansaba John. Rodearon la cama y le vieron arrugar la frente al tiempo que pestañeaba ligeramente.

—Estás en un hospital—dijo Simone tomando la palabra—Has....has caído al mar y puede que estés algo confuso, pero es normal...

Dejó de hablar al ver que abría del todo los ojos y trataba de enfocar su borrosa visión.

—Yo soy la doctora Kaulitz—se presentó Simone—Y él es Tom, mi hijo. Te encontró en la playa.

— ¿Te acuerdas de mí?—intervino Tom.

Le vio arrugar más la frente y al cabo de un minuto le vio asentir con la cabeza.

—Vaya, eso está bien—dijo Simone sonriendo.

—Había...había un perro—susurró John con esfuerzo.

—Scotty, si—apuntó Tom asintiendo—Gracias a él te encontré.

—No hablemos más, no quiero que te canses—dijo Simone dando al conversación por finalizada.

Tom y Georg asintieron y se iban a retirar cuando John hizo una pregunta que los dejó en el sitio.

— ¿Alguien sabe cómo me llamo?

Simone suspiró antes de contestar, no quería atosigarle de preguntas nada más abrir los ojos, pero estaba claro que no podía mandarle descansar con tranquilidad si su mente rebosaba de preguntas sin contestar.

—Me temo que nadie lo sabe, lo siento—dijo sentándose en el borde de la cama—La hipotermia te ha producido una ligera amnesia, te hemos llamado John por poner un nombre. Pero no te preocupes, irás recuperando la memoria poco a poco y nosotros te ayudaremos.

—No me llamo John—murmuró John con firmeza—Pero...intentaré no olvidarlo esta vez.

—No te preocupes por eso ahora, debes descansar—dijo Simone con firmeza— ¿Tienes hambre? De momento no comerás sólidos, pero te podemos traer una sopa bien calentita.

John asintió suspirando y Georg se encargó de ir a por ella mientras que Tom se acercaba a la cama.

—Te he tomado las huellas y ahora mismo están metidas en la base de datos—le explicó en voz baja—Tardarán unos días en tener algo, pero en cuanto sepa algo te lo diré de inmediato. Entre las huellas y tus piercings y tatuajes enseguida sabremos quién eres.

— ¿Tengo un tatuaje?—preguntó John extrañado.

—Una estrella de cinco puntas en tu cadera derecha—explicó Simone carraspeando—Te lo vimos cuando te quitamos la ropa que llevabas.

— ¿Te dice algo el tatuaje? ¿Por qué te lo hiciste, o qué significado tiene?—preguntó Tom.

—No lo sé—susurró John a punto de llorar—Ni sabía que lo tenía...

—Pronto lo recordarás—dijo Simone cogiéndole una mano—Estás de suerte, contamos con un psicólogo que mañana si estás con fuerzas vendrá a hablar contigo. Sabrá cómo ayudarte a recuperar la memoria.

John asintió sin mucha convicción. En esos momentos no sabía nada de nada, ni si volvería a ser el mismo de antes otra vez....




Tomó la sopa que Georg le llevó con mano temblorosas, no podía evitar sentir mucho miedo de lo que le rodeaba. Estaba rodeado de extraños que aunque le sonreían ampliamente y le pedían que no se preocupara, él no podía evitar hacerlo.

Todos eran muy amables con él, y del único que se fiaba era del chico que le sacó del agua.

—Tom...—susurró suspirando.

Al menos, no se había olvidado de su nombre. Resopló resignado, no tenía ni idea de porque algo en su interior le decía que podía confiar en ese chico, que a su lado no podría pasarle nada.

Sonrió al verle entrar por la puerta, era ya tarde pero al parecer se resistía a abandonar el hospital.

—Me voy a casa a dormir—explicó Tom—Pero he pensado que tal vez podíamos hacer más para saber quién eres.

— ¿Cómo?—preguntó John sentándose en la cama.

—He traído una cámara, puedo sacarte una foto y saldrá en el periódico de mañana—explicó Tom.

Le vio asentir y prepararse mientras él manipulaba la cámara. La alzó y...se le cortó la respiración. Se le veía realmente bello, se había colocado el pelo con las manos y aunque no eran las mejores circunstancias, una ligera sonrisa iluminaba su cara.

— ¿Ya la has sacado?—preguntó John sin dejar de sonreír.

Carraspeó y tomó la foto antes de...de seguir babeando.

—Ya, gracias—murmuró algo cortado—Y ahora te dejo descansar, lo necesitas.

— ¿Vendrás a verme mañana?—preguntó John sin poder evitarlo—Si tienes tiempo, claro...

—Lo sacaré de donde sea—prometió Tom—Vendré por la mañana.

John asintió y se despidió de Tom hasta entonces. Se recostó en la cama de nuevo y se quedó mirando por la ventana. Llovía y el ruido del agua era hipnótico. Cayó dormido al poco tiempo pensando que siempre le gustó el clima de ese pueblo....

Take me homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora