Capítulo 18: No hay nada como estar en casa

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Abrió los ojos y fue a Bill a quien vio a los pies de su cama...del hospital.

— ¿Cómo esta Megan?—preguntó David carraspeando.

—Está bien—contestó Bill con firmeza—Natalie pudo haberla matado. Era una persona enferma desde que nació, tú no tienes ninguna excusa.

—Bill...no sé qué decir—susurró David.

—Yo si—dijo Bill—He cambiado David. He tenido la oportunidad de cambiar a mejor, no soy el mismo de antes, y no me mereces.

Salió de la habitación sin mirar atrás. Había tenido una larga noche para pensar en lo que había sucedido...su hermanastra había tratado de matarle para quedarse con su familia. A David se lo regalaba encantado, pero su hija era otra cosa.

Una vez a salvo en la casa de Tom, acostado en su cama con su pequeña en brazos pudo poner en orden sus pensamientos.



—Ahora lo recuerdo todo—murmuró sin poder apartar los ojos de su hija—David y yo estábamos a punto de divorciarnos, la diferencia de edad hizo al fin mella. Él se sentía mayor a mi lado y yo...me temo que antepuse mi trabajo a mi familia. Me desvivía por Megan, era lo mejor que me había pasado pero a David...creo que dejé de quererle al poco de casarnos. Mi padre había muerto un año antes y yo me sentía muy solo, pero al quedarme embarazado y tener a Megan, vi que...que ya no le necesitaba...

Dejó de hablar y miró a Tom mordiéndose el labio. Ahora que sabía cómo era realmente, había cosas que no le gustaban. Su forma egoísta de ser y pensar, había momentos en que había hecho cosas sin pensar en los demás, solo en él mismo y en su bienestar.

—Debes estar odiándome en estos momentos—murmuró sin poder evitarlo.

—Eres una buena persona Bill, y me lo has demostrado—dijo Tom con firmeza—Has pasado por una experiencia traumática y has sabido mantenerte entero. Recordaste que tenías una familia y luchaste con uñas y dientes para saber donde estaba y recuperarla.

Suspiró mientras pensaba en sus palabras. Eso era verdad, fue recordar a su padre e hija y no parar hasta dar con ellos, sin importarle poner su vida en peligro.

—Creo que...—empezó a decir carraspeando—Cuando descubrí que David tenía una aventura me sentí liberado. Contraté a Gustav para obtener las pruebas necesarias para usarlas en el divorcio, no quería que intentara algo y me quitara a Megan. Y casi lo consigue...

—Pero no lo hizo—dijo Tom con firmeza—La tienes junto a ti de nuevo...y a mí, si me dejas...

Bill le miró asintiendo con la cabeza, ¿cómo decirle que no?

— ¿Me sigues queriendo?—preguntó en un susurro.

—Jamás dejaré de hacerlo—susurró Tom a su vez.

Se inclinó y besó a Bill en los labios sobre la cabeza de una dormida Megan. Esa noche la pasaron los tres juntos en la misma cama. Bill no quería separarse de su hija, y Tom no quería separarse de los dos.



Al día siguiente fueron al hospital, y mientras que Bill se despedía de David, Tom esperaba fuera con Megan en sus brazos. Era una niña encantadora y muy despierta, no extrañaba estar en sus brazos y a su madre se le caía la baba con su "nieta".

Scotty estaba con ellos y se entretenía tirándole un palo para que fuera a por el ante las risas de Megan

— ¿Ya te vas?

Ese era Georg, estaba en su puesto en recepción y cuando Bill salió de la habitación de su ya ex marido se puso en pie al verle.

—Si—contestó suspirando.

— ¿Sabes que nunca antes había visto así de feliz a Tom?—comentó Georg guiñándole un ojo—Has sido una brisa nueva en su vida.

—Me ha pedido que me quede en Büsum con él y he dicho que sí—le explicó Bill—De momento viviremos con su madre mientras resuelvo la venta de mi apartamento en Berlín y el divorcio de David. Luego buscaremos una casita para los tres y viviremos como una familia unida.

— ¿No te traerá malos recuerdos Büsum?—se atrevió a preguntar Georg.

Estaba al tanto de lo pasado, había salido en el periódico la noticia de la muerte de Natalie y el intento de asesinato de Bill. Todo el pueblo estaba enterado.

—No lo creo—contestó Bill suspirando—Aquí conocí a Tom y aquí quiero criar a Megan...y los hijos que le dé a Tom...

Georg sonrió al escucharlo. Sabía que a su amigo le encantaban los niños, no había más que ver lo bien que se lo pasaba cuidando de Megan.

Se despidió de Georg y quedó con Simone en verla a la hora de la cena, que él prepararía con la ayuda de Tom. Salió del hospital y se reunió con ellos sonriendo por el camino al escuchar la risa de su hija.

—Ves...se lo tiras y va a por el—le explicaba Tom a Megan.

Alzó la mirada y vio a Bill. Enseguida le pasó a Megan.

—Tengo el día libre—dijo sonriendo—Damos un paseo y comemos en casa los tres juntitos. ¿Qué te gustaría comer?

—No lo sé...lo he olvidado—bromeó Bill rompiendo a reír.

Tom le imitó y le atrajo a sus brazos, apoderándose de sus jugosos labios con un profundo beso que Bill respondió con los ojos cerrados.

— ¿Nos vamos a casa?—preguntó Tom una vez recuperado el aliento.

Bill asintió y acomodando mejor a su hija, echó a andar sonriendo al sentir como Tom le ponía el brazo en la cintura. Se acomodó contra su cuerpo y sonrió ampliamente.

—Llévame a casa....—susurró en un suspiro.

Y Tom así lo hizo...

Take me homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora