Turning Red: La Adolescencia de Ming

Capítulo 3

Los gritos y reproches se escuchaban a kilómetros, una Ming muy asustada solo podía mirar hacia abajo y encojerse mientras escucha las duras palabras de su madre.

Wu: — Ming, estudiar es tu única obligación, ¿Como pueden ser tus notas tan malas?.

Ming: — Yo, he estado muy distraída...

Wu: — Esa, no es excusa para obtener notas tan horribles — mencionó  mientras el enseñaba en su cara la nota de un 0 a Ming.

Las lágrimas de Ming empezaban a salir,  al ver eso, Wu se detuvo por un momento y dejó los exámenes en la cama.

Wu: — Estoy muy decepcionada de ti — dijo ella mientras salía del cuarto.

El mes pasado, Ming se esforzó al máximo y logró traerle un 80 de 100 a Wu, sin embargo, su mamá solo le dijo que no es suficiente, que tiene que dar más de sí misma.

Ming se acercó a la puerta y la cerró con gentileza, mientras desconsolada se acostaba en su cama, para que así, sus lágrimas pudieran brotar sin parar.

La hermana de Ming solo podía escuchar desde su cuarto, Ming es la más joven de las dos y aún así es a quién más le exige Wu.

Los días pasaban, pero la tristeza y el pesar de Ming eran algo que muy difícilmente se iría, afortunadamente, Jin estuvo cerca durante esos días, quien sin le brindaba apoyo emocional a Ming sin que ella se lo pidiera, había llegado el punto en el que ella no creía merecer ese consuelo.

Jin incluso le comenzó a llevar comida, la cuál el mismo preparaba, él creía que si tenía su estómago lleno, el dolor de su corazón sería menos pesado.

— Un día, en la mañana —

Ming abrió los ojos, al ver el reloj eran las 7:05, se quedó dormida 5 minutos, al levantarse por alguna razón se sentía pesada y extrañamente más alta, ella caminó y se vio en el espejo de su cuarto, para soltar un grito enorme, se había convertido en un panda rojo.

Su cuerpo era muy grande, apenas cabía en la habitación, Ming cerró la habitación con llave y muy asustada no savia qué hacer.

Wu: — Ming, ¿Estás bien? — preguntó desde afuera.

Ming entró en pánico de inmediato.
— Ah, ah, estoy bien, solo... eh, tuve una pesadilla — respondió la joven estando muy nerviosa.

Wu: — No me asustes así, ven a desayunar — dijo mientras se alejaba hacia la cocina.

Ming no podía salir así, comenzó a pensar en todas las opciones que tenía, todas las posibilidades, sin embargo, solo se ponía más nerviosa, si por alguna razón todo lo que veía no era un sueño, tenía que encontrar la manera de salir de esa situación

Ming: — ¿Que hago? ¿Por qué me convertí en esto? ¿Me quedaré así para siempre?

Su corazón estaba agitado, pero debía calmarse, solo así podría encontrar alguna solución. Fue entonces cuando aquel chico se apareció en su mente.
Jin, ese joven diferente a los demás, el único amable, el único que se atrevió a hablarle, el chico que sabe cocinar, la imágen clara de aquella persona logró de inmediato hacer que los latidos de su corazón se controlaran.

De pronto, se sintió más ligera y baja, dándose cuenta de que había vuelto a su forma humana. Fue Jin quien la ayudó a relajarse, sus mejillas se ruborizaron.

Wu: — ¡Ming! Vas a llegar tarde a la escuela — se escuchó desde la cocina.

Ming: — ¡Ya voy, mamá! — respondió ella.

Ming al oler su propio cuerpo se dio cuenta de que necesitaba una ducha — Parece que no me he bañado en semanas...

Ella rápidamente entró a la ducha, agua caliente a un ritmo suave, mientras el agua recorría su cuerpo, ella pensaba en cuál podría ser la razón de todo, de la nada se convirtió en un panda rojo, y para colmo es controlado por las emociones, pensando en todo eso, de nuevo fue Jin quien comenzó a protagonizar sus pensamientos.