Capítulo 10

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Un sentimiento de temor recorría todo el interior de Ming, pues no sabía que hacer en esa situación.

Wu: — ¿Para esto has estado usando el dinero que te doy? — preguntó con un expresión de enojo que siempre ha asustado a Ming

Ming: — Mamá, pero no es nada malo... son solo pinturas — dijo mientras agachaba la cabeza

Wu: — Sí, solo son pinturas, te pasas horas perdiendo el tiempo en esto, no me digas que quieres perseguir el sueño absurdo de ser una artista — la forma despectiva en la que se refirió a la profesión de alguna manera se sintió demasiado personal para Ming.

Ming: — Mamá, yo quisiera hacerlo, la pintura, el arte, son cosas que me gustan, y si me dieras la oportunidad, quisiera demostrarte que es posible triunfar... — su voz temblaba

Wu: — Lo único en lo que vas a triunfar es en no tener dinero, los artistas no ganan lo suficiente para vivir, es un sueño sin pies ni cabeza, una fantasía en su totalidad.

La mujer tomó una de las pinturas de Ming y se la mostró — Además, quien querría comprar esto, se nota que solo es un pasatiempo porque es lamentable, si al menos fueras buena quizás tendrías una mínima oportunidad, pero esto, esto es basura...

No había nada más duro que algo en lo que ha trabajado tanto tiempo, por lo que se ha esforzado, fuera despreciado e insultado de una manera tan dura y cruel, pero dolía aún más por el hecho de que fuese su madre quien se lo dijera.

Sin darse cuenta, Ming lloraba debido a la dureza de las palabras de Wu, su corazón se rompía poco a poco.

Wu: — Deja de llorar, esto no es algo por lo que valga la pena — ella entonces tomó cada una de las pinturas de Ming y se las llevó

Ming: — Mamá, ¿Que haces? - preguntó ella con la voz quebrada

Wu: — Voy a tirar esto — dijo mientras arrugaba las pinturas

Ming: — ¿Qué? No, mamá, por favor no lo hagas, me he esforzado mucho para hacerlas — decía mientras seguía a su madre

Wu no se detenía, por lo que se acercó al bote de basura, pero Ming se puso frente a ella.

Ming: — Mamá, por favor, escúchame — hablaba entre lágrimas mientras intentaba quitarle las pinturas a su madre, pero ella no se lo permitía

Wu: — No hay nada que escuchar, te lo diré de forma clara, no vas a ser artista, vas a seguir algo que te genere ganancias, algo con lo que puedas sustentarte — dijo mientras la movía

Sin consideración alguna, Wu terminó por tirar a la basura los dibujos de Ming, arruinandolos por completo.
El corazón de Ming ya se había roto de varias maneras, no podía creer como en cuestión de minutos una enorme ilusión se había apagado totalmente.

Ella cayó al suelo, quedándose sentada mientras cubría su rostro con dolor y frustración.

Ming no podía dejar de llorar — ¿Por que nunca puedes confiar en mí? — preguntó en voz baja

Wu: — ¿Qué dices? — preguntó con enojo observando a su hija con una expresión atemorizante.

Ming: — ¿Por qué nunca puedes reconocer lo que hago? — dijo en voz baja nuevamente

Wu: — Habla más alto, no puedo escucharte — empezaba a estresarse al no escuchar a su hija

Ming: — ¡¿Por que nunca soy suficiente para ti?! — ella se levantó de inmediato — Todo lo que hago, todo mi esfuerzo, nunca es suficiente, siempre encuentras algo que falte, ya no se qué más hacer, me esfuerzo todos los días y... nada, no lo ves.

Turning Red: La Adolescencia de MingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora