Capítulo 24

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— A la mañana siguiente —

Todas estaban reunidas en la sala principal, el ambiente era bastante tenso. Las manos de Ming sudaban mientras veía a su madre quien estaba en el centro.

— Señoritas, chicas... he tomado mi desición... — mencionó Wu

Al escuchar eso, todas pusieron una firme atención a Wu, quien las observaba a todas con detenimiento.

—  He decidido por el bien de esta familia, reprimir mis emociones negativas para conceder a esta casa y al templo de Sun Yee el cuidado y responsabilidad que se merecen...

Ming veía a su hermana mayor con una expresión de preocupación mientras escuchaban a su madre.

— Ming — mencionó Wu haciendo que la joven voltee — sin duda eres de quién más me he sentido decepcionada en mucho tiempo, no has logrado cumplir muchas de mis expectativas...

Ming suspiró sintiendo bastante pesar pero se mantuvo firme ante ella, sin mostrar muchas emociones.

— Pero, gracias a que el resto de las aquí presentes está de acuerdo, no tengo más opción que concederte a ti el cuidado de este templo y de la casa... — cuando terminó la oración, se le notaba forzada, como si alguien la estuviera obligando a decir cada palabra

Pero todo esto quedó opacado por la felicidad conjunta que se generó en el lugar cuando Wu finalmente admitió que Ming sí era capaz de guiar el templo.

— Muchas felicidades, Ming — dijo Helen mientras se acercaba a abrazar a su hermana menor.

Ming no podía estar más feliz y agradecida con Helen, gracias a ella todo esto fue posible.

— Te lo agradezco, madre, no te voy a decepcionar, cuidaré este templo con mi vida...

Wu la observó con atención, fijándose en ella con detenimiento.

— Tú elegiste tu propio camino, y ese camino, es en el que yo estoy lejos, más te vale cuidar de este templo, pues es una reliquia antigua de la familia, espero que cumplas tu palabra...

Wu dio media vuelta hacia la puerta de salida, y en su expresión se formó una mirada de pesar y algo de tristeza.

— El sábado... Dentro de una semana, haremos una ceremonia en la que se celebrará tu ascenso como cuidadora del templo y dueña de esta casa...

Todas se miraron con emoción, incluso Ming, pues estaba cumpliendo uno de sus sueños, que aunque fue impuesto desde pequeña por Wu, sí era algo a lo que ella aspiraba.

...

Aunque el objetivo se había cumplido, Ming aún sentía bastante melancolía, pues aunque sí iba a tomar la responsabilidad del templo y de la casa, no fue de la forma en que ella había soñado de pequeña, con su madre entregándole alegremente el cuidado, en cambio, todo fue de forma abrupta y casi obligada.

Ming observaba la ventana de su cuarto, el sol golpeaba suavemente su piel.

— Nunca llegaré a ser suficiente para ella... — ya lo había aceptado, pero seguía doliendo aún así.

Turning Red: La Adolescencia de MingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora