Amantes (Nico Di Angelo)

"Convertirse en una Leyenda del Skate"

"¿Señor Chase?"

Vela recibió un codazo abrupto de su compañero de clase ante la repetición de su nombre. Levantó bruscamente su cabeza inclinada, su cabello cayendo sobre sus ojos mientras miraba a su profesor de Literatura. Vela se sonrojó y se pasó una mano por el cabello, sentándose erguido. "¿Sí señorita?"

La profesora de inglés de Vela era una mujer joven, probablemente recién salida de la universidad, con un título en educación y relativamente bonita, pero Vela pensaba que era un poco rara. Este juicio surgió del hecho de que la sorprendió mirándolo mucho, pero también lo hizo con sus compañeros de clase. Durante las primeras semanas de asistir a la escuela secundaria con Annabeth, Vela realmente no había hecho ningún amigo a pesar de sus numerosos esfuerzos, ya que todos parecían intimidados por él por alguna razón.

Ni siquiera era para él lucir intimidante mientras la Niebla hacía maravillas al cubrir su ojo horriblemente lleno de cicatrices, tal como se veía cuando cayó del cielo por primera vez, pero aun así, Vela siempre encontraba a alguien mirándolo, incluso a sus maestros. Especialmente hoy, cuando había aparecido con su 'traje de patinador', como lo llamaba Percy, porque el hijo de Poseidón había prometido enseñarle a Vela después de la escuela cómo hacer un giro del talón hacia adentro de trescientos sesenta grados.

Vela se preguntó por qué eso le había llamado tanto la atención.

Eso se debió principalmente al hecho de que Vela desconocía por completo cómo lo veían los demás. No podía entender que otras personas, humanas o no, lo vieran como un dios. Y no solo un dios, sino un hijo de Afrodita con cabello suelto y tez aceitunada bronceada que medía seis pies de altura. Vela no se dio cuenta de que su rostro era la razón por la que los latidos de su corazón se aceleraban a su alrededor, y no la fiereza de su mirada plateada.

Su maestra, la señorita Olivers, se sonrojó. "Um, ¿te importaría leer el siguiente extracto de Homero?" Ella lo incitó, colocando un mechón de cabello detrás de su oreja. Vela se encogió de hombros descuidadamente y asintió.

Se aclaró la garganta. "O Pátroklos mílise kai évale néa kardiá kai thárros se káthe ántra. Épesan maziká stous Trojans kai o ekfovistikós vrychithmós tous anticheí 'gyro apó ta ploía." Vela hizo una pausa cuando sintió ojos sobre él. Levantó la vista con preocupación para ver a toda la clase mirándolo como si estuviera loco.

Uno de los chicos de la clase de Vela, Kyle (¿tal vez?), se rió disimuladamente. "Oye, amigo, pensé que se suponía que ustedes, los Chase, eran inteligentes. ¿Por qué no saben leer?" Kyle era una especie de idiota.

Pero Alex, su amigo, lo era aún más. "Hermano, es adoptado". Tanto Kyle como Alex estallaron en un coro de risitas dirigidas a Vela.

"Habló el texto griego original". Vela miró a su caballero de brillante armadura que había venido a rescatarlo. Era la chica detrás de él, Merope. Merope tenía el cabello teñido de azul y un piercing en la nariz y todos los demás piercings que uno pudiera imaginar en su cara y orejas, y una botella de agua que Vela sospechaba que no contenía bebidas legales para alguien de catorce años. "Por supuesto que se necesitarían algunas células cerebrales para darse cuenta de eso, pene por cerebro".

Un coro de ooo se escuchó en la habitación hasta que la señorita Olivers los calmó. Vela le envió a Merope una mirada agradecida a la que ella simplemente le guiñó un ojo. Se sonrojó, avergonzado y se dio la vuelta. "Señorita Vino, por favor cuide su lenguaje". La señorita Olivers reprendió antes de volverse hacia Vela. "Muy bien hecho, señor Chase, pero ¿tal vez podría leernos en un idioma que todos podamos comprender?"

Vela se rascó la nuca y hizo una mueca cuando vio una de sus cicatrices.

Actuó como si nada hubiera pasado. "Um, claro..." murmuró y comenzó a leer el pasaje nuevamente, esta vez la versión traducida y continuó hasta que la señorita Olivers le dijo que parara.