Amantes (Nico Di Angelo)

La Batalla de la Testosterona, Continúa.

Vela soñó con Nico.

No fue difícil, sentía como si siempre hubiera una parte de sí mismo que estaba constantemente enfocada en lo que Nico estaba haciendo o podría estar haciendo. Supuso que era la hermosa bendición de ser almas gemelas.

Nico estaba agachado detrás de una roca dos veces más grande que él en un área que Vela sentía que debía reconocer. Sin embargo, ignoró la ubicación, por el simple hecho de que Nico estaba allí y lo había extrañado mucho. El hermoso rostro de Nico estaba inmóvil en un ceño concentrado y agarró su espada de hierro estigia a su costado. La hoja se apoyó contra la hierba y la mató, la esencia negra de la hoja se filtró en el suelo y lo volvió amarillo .

"Neeks", susurró Vela y Nico se estremeció. Giró su cabeza hacia Vela, alargando su espada hasta que la punta de la hoja apuntó entre los ojos de Vela. Vela tragó saliva. "¿Aún estás enojado conmigo?" Preguntó.

Los ojos de Nico se abrieron al reconocerlo y dejó caer su espada, marcando la hierba. "Vel..." jadeó.

Vela pensó que le iba a patear pero en lugar de eso, Nico se lanzó hacia él. Vela lo atrapó y sus brazos rodearon su cuello, Vela pensó que estaba tratando de estrangularlo, pero no fue así. Lo abrazó. Vela envolvió sus brazos alrededor de su cintura y lo apretó con tanta fuerza que podría haber aplastado las costillas de Nico. Nico lo abrazó con más fuerza.

"¿No estás enojado?" Vela murmuró en su cuello. Nico negó con la cabeza, no. Vela sonrió. "Bien." Él dijo. "Solo revisando."

Nico se apartó del abrazo, todavía abrazándolo. "Te fuiste." Acusó. Vela hizo una mueca.

"Lo sé." Él dijo. "Lo siento mucho. Realmente lo siento, no era mi intención estar fuera por tanto tiempo, ¡yo—!" Nico lo interrumpió, escaneando su rostro.

"¿Qué, en nombre de mi padre, le pasó a tu ojo...?" Siseó, manteniendo la voz baja por alguna razón. Vela se rascó la nuca con nerviosismo. No quería mentirle a Nico, pero eso no significaba que no pudiera torcer la verdad.

"Mi mamá lo arregló". El le conto. "Cuando fui a Venecia, ella estaba allí. Fobos y Deimos también. Son agradables, te gustarían, sólo que un poquito sádicos". Describió y mientras hablaba, la mano de Nico se levantó de su cuello y se posó en su mejilla. Vela pudo sentir que se sonrojaba cuando las yemas de los dedos de Nico rozaron la cicatriz dorada de su ojo como si estuviera memorizando la nueva forma en que se formó el rostro de Vela. "Regresé el martes, pero ya no estabas por la mañana. No pude verte..."

Una sonrisa apareció en los labios de Nico. Vela quedó hipnotizada por eso. "¿Me extrañaste?" Preguntó, sonando burlón, pero Vela pudo escuchar su vulnerabilidad. Nico quería saber si Vela lo extrañaba tanto como él. Vela estaba decepcionado consigo mismo por no haberle mostrado a Nico suficiente atención como para que Nico siquiera tuviera que pedírselo. Por supuesto que lo extrañaba. Nico era todo en lo que podía pensar, siempre.

"Pregunta estúpida." Vela replicó.

La sonrisa de Nico vaciló. "¿Acaso tú?" El Repitió.

Vela quitó la mano de Nico de su rostro y la sostuvo. "Por supuesto." Él prometió. "Siempre te extraño cuando estás lejos. Te extrañé mucho". Maldijo, apretando la mano de Nico con consuelo.

La sonrisa de Nico regresó, luciendo engreída. A Vela le encantó. "Aspirar." Bromeó. "Ten cuidado, podría empezar a pensar que te gusto". Vela se sonrojó. ¿Nico estaba coqueteando con él? Bueno, la broma era para él, a Vela no sólo le agradaba, lo amaba.