Para cuando por fin quieras dedicar tiempo para mirar la luna, ella ya no estará en el cielo para ti. El universo parece jugar con tu corazón, negándote la oportunidad de disfrutar de esos pequeños momentos de serenidad y contemplación.
Esas noches en las que podrías perderte en sus tenues destellos plateados, encontrar consuelo en su belleza etérea y dejar que tus pensamientos se acerquen a las estrellas en busca de respuestas, serán solo un recuerdo efímero. La luna se desvanecerá, dejándote con un vacío en el alma.
El tiempo pasa sin piedad y las oportunidades se escapan de entre tus dedos como arena fina. Los días se transforman en semanas y las semanas en meses, mientras tú te sumerges en la agitación de la vida cotidiana, postergando el momento de detenerte y apreciar los regalos simples que el universo te ofrece.
Y cuando finalmente encuentras un momento de calma para dirigir tu vista al cielo, buscando el consuelo en la tranquila presencia lunar, te das cuenta de que ella ya no está. La luna ha emprendido su viaje por el horizonte, llevando consigo la esperanza de un instante de conexión y paz interior.
Te dominan la tristeza y la melancolía al comprender que cada ocasión perdida es irreemplazable. La luna, con su misterio y su constante cambio, te recuerda que debes aprender a apreciar las cosas preciosas antes de que desaparezcan sin dejar rastro.
Así que, la próxima vez que la luna te llame desde lo alto, no dejes que la prisa y las preocupaciones te alejen. Toma el tiempo para mirarla con los ojos abiertos y el corazón tranquilo, pues nunca sabes cuándo será la última vez que la encuentres en su resplandor en el cielo nocturno.
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LO QUE PIENSO
RandomHi con mucho entusiasmo, les presento mi libro, una obra nacida del corazón de una chica de 16 años que busca cumplir sus sueños a través de las palabras. En estas páginas plasmé mis emociones, mis pensamientos y mis anhelos, con la esperanza de que...