Me siento tan atrapada en un laberinto de recuerdos dolorosos y palabras hirientes que resuenan en mi mente una y otra vez. Cada herida, cada cicatriz que lleva mi corazón pareciera tardar una eternidad en sanar, recordándome que el dolor del pasado puede perdurar mucho más allá de lo que imaginé.
Las palabras que una vez fueron lanzadas como flechas envenenadas, siguen reverberando en mi alma como un eco de desolación y desesperanza. Cada letra, cada silencio, cada tono de voz se convierte en un recordatorio de que las palabras tienen el poder de herirnos de una manera que ninguna herida física podría lograr.
Cada vez me sumerjo más en un mar de remordimientos y arrepentimientos, preguntándome si alguna vez podré liberarme del peso de las palabras no dichas, de los gestos malinterpretados, de las promesas rotas. Las heridas emocionales que llevamos dentro pueden tardar en curarse, pero el veneno de las palabras sigue ardiendo en lo más profundo de nuestro ser, recordándonos que el dolor causado por las palabras puede perdurar para toda la vida.
ESTÁS LEYENDO
LO QUE PIENSO
De TodoHi con mucho entusiasmo, les presento mi libro, una obra nacida del corazón de una chica de 16 años que busca cumplir sus sueños a través de las palabras. En estas páginas plasmé mis emociones, mis pensamientos y mis anhelos, con la esperanza de que...