Es muy feo llorar en silencio. Esas lágrimas que caen en la privacidad de tu cuarto, mientras el resto del mundo no tiene idea de tu dolor. Te encuentras allí, desahogando tus penas en la soledad de tu espacio seguro.
Pero cuando la puerta se abre y alguien entra, rápidamente te apresuras a limpiar esas lágrimas. Sonríes como si nada hubiese pasado, como si tu corazón no estuviera sintiendo el peso de las preocupaciones y las tristezas que ocultas tras esa fachada de felicidad.
Pero, ¿qué sucede cuando te obligas a ocultar tus emociones de esa manera? ¿Es saludable fingir que todo está bien cuando en realidad estás lidiando con una carga emocional abrumadora?
La verdad es que el dolor y la tristeza son parte de la experiencia humana. Ocultar nuestros verdaderos sentimientos es negar nuestra propia autenticidad y bienestar emocional.
No tengas miedo de compartir tus lágrimas y tus luchas. No te avergüences de permitir que otros se acerquen y te brinden apoyo verdadero. No estás solo en tu dolor, y abrirte a los demás puede ser el primer paso para encontrar consuelo y sanación.
Llorar en silencio puede parecer más fácil, pero no es el camino que nos lleva hacia la verdadera resiliencia. Aprende a ser valiente y vulnerable, a buscar el respaldo y comprensión de aquellos que te rodean. No te conformes con sonreír mientras tu corazón se desgarra.
Recuerda que la verdadera fuerza radica en la honestidad y en permitirte sentir y expresar tus emociones. No tengas miedo de llorar en compañía y permitirte sanar mientras recibes el apoyo de quienes te rodean.

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LO QUE PIENSO
De TodoHi con mucho entusiasmo, les presento mi libro, una obra nacida del corazón de una chica de 16 años que busca cumplir sus sueños a través de las palabras. En estas páginas plasmé mis emociones, mis pensamientos y mis anhelos, con la esperanza de que...