En un mundo lleno de máscaras y desentendimiento, unas lágrimas solitarias caen por un rostro cansado. El corazón herido y el alma desgarrada llevan consigo el peso de un dolor inmenso.
La soledad envuelve cada pensamiento mientras la tristeza se arraiga en lo más profundo de quien carga el peso de las acciones ajenas. Nadie se detiene para ofrecer un gesto de disculpa, ni hay palabras de consuelo que alivien el sufrimiento.
La mirada vacía recuerda las heridas infligidas sin consideración, aquellas palabras hirientes que cortaron como cuchillos y las acciones que dejaron cicatrices invisibles sobre la piel vulnerable. Pero en lugar de encontrar comprensión, se encuentra con el peso de las culpas injustas.
Se culpabiliza por las reacciones defendidas, como si el dolor y la frustración no tuvieran derecho a ser expresados. El mundo impone la obligación de ser fuerte y callar el tormento, y se le reprocha por no haberse conformado con la indiferencia.
La tristeza crece en el corazón, la decepción se vuelve una constante y la voz interior cuestiona si alguna vez se encontrará la paz. Pero en medio de la oscuridad, se aferra a la esperanza de encontrar un rayo de luz que le recuerde su propio valor y le brinde la fuerza para sanar las heridas en silencio.
La historia sigue siendo escrita, las páginas manchadas de lágrimas y las palabras tan dolorosamente reales. Pero en esa triste realidad, se encuentra la fortaleza para perdonar no solo a los demás, sino también a sí mismo, y encontrar la paz en un mundo que a menudo parece carecer de compasión.
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LO QUE PIENSO
RandomHi con mucho entusiasmo, les presento mi libro, una obra nacida del corazón de una chica de 16 años que busca cumplir sus sueños a través de las palabras. En estas páginas plasmé mis emociones, mis pensamientos y mis anhelos, con la esperanza de que...
