체리 10: Poder sobre mi 체리

31 4 0
                                    


De entre 10 a 7 años atras

Volver a casa después de ganar una guerra, era sinónimo de celebrar una fiesta todos los días.

A Jeonghan le gustaba salir todos los días para celebrar su victoria, pero le gustaba más hacerlo estando acompañado de Joshua.

Iba a todos los bailes, comían todas las comidas, tocaban canciones, reían y gritaban por todos lados como si la vida terminara mañana.

Y también se besaban en todos los lugares que encontraban.

Porque sí, a pesar de que sabían que estaba mal, habían caído el uno por el otro.

Joshua tenía la consciencia tranquila, porque a menos que se enamorara de golpe de una pueblerina, él no sería casado con nadie por beneficio.

En cambio, Jeonghan no sabía que planes tenía su padre, aunque no estaba muy pendiente de lo que hacía y lo que no. Ni siquiera se saludaban en las mañanas, estaba seguro de que no tenía de que preocuparse.

Las semanas fueron pasando, la vida continuó a su paso.

Joshua entró en el departamento de investigación del palacio.

Jeonghan siguió con sus estudios para llegar a ser un oficial de alto rango dentro de palacio.

Pero las cosas se complicaron con los meses.

Primero acusaron a Jeonghan de adúltero, después de mujeriego, también llegaron a acusarlo de brujería por su cabello, de aprovechado por culpa del estatus de su padre, hasta que finalmente una de sus vecinas lo acuso de haberlo visto revolcándose con hombres.

Mentira no era, pero Jeonghan no se tiraba al primer hombre que veía por la calle. Primero, que no estaba tan desesperado, y segundo, que ya tenía a Joshua, ¿para qué quería a alguien más?

Los rumores no cesaron, no eran de aquellos de los que, si no hablas, se van. Eran graves acusaciones.

Las mujeres apartaban a sus hijos de él, las chicas lo miraban con asco y curiosidad y los hombres lo insultaban por allá a donde fuera.

Su cabello y la relación con su padre no ayudaban, y llego un momento en el que incluso pensó en suicidarse.

Pero aquello estaba bien, podía soportarlo si tenía a Joshua a su lado, quien lo apoyaba en todo momento.

Pero al ir caminando de vuelta a su casa un día, y escuchar a unas mujeres hablar de Joshua, de la extraña relación que tenían, de sus padres y otras cosas, supo que aquello debía parar.

Así que sin pensarlo mucho y llorando, armo una maleta en la madrugada y robo uno de los caballos de su padre.

No dijo nada a nadie, ni siquiera a su progenitor. Pero él no sería un problema, el problema estaba en que no quería separarse de Joshua, no quería herirlo ni hacerle daño.

Pero sobre todo, no quería que cayera en acusaciones falsas o que su futuro se viera arruinado por su culpa.

La mejor opción que vio, fue irse.

No lo planeo, solo monto a caballo hasta que encontró un pueblo pequeño en el que compro la casa más alejada. Por suerte la casa venía con un terreno sin uso, y lo convirtió en un cultivo de cerezos.

Había reprimido el palpitar de su corazón, había reprimido las ganas que tenía de irse de allí y volver con Joshua, lo había reprimido todo por el bien de los dos.

Si Jeonghan volvía a la ciudad, terminaría siendo infeliz y no quería condenar a nadie a su desgracia.

Por otro lado, Joshua se encontró con que Jeonghan no aparecía por ningún lado. No estaba en su casa, las criadas informaron que parte de su ropa y pertenecías personales no estaban, que no había avisado de nada y que faltaba un caballo.

Estaba claro lo que había pasado, más quería creer que era una broma. Espero por semanas a que a Jeonghan se le pasara la tonta broma y volviera con él, pero no paso.

Pasaron dos meses, tres, cuatro y no volvía. Subió de rango en el castillo.

Ocho meses, un año, un año y medio, y seguía sin aparecer.

Con el paso del tiempo, dejo de pensar en ello, y en él. Simplemente, se había ido, no sabía por qué, así que se autoculpaba por ello.

Jeonghan no estaba bien, al menos los últimos meses que paso con él. Hizo y pensó en muchas idioteces, lloro y grito por lo que le sucedía.

¿Estaría aún vivo? ¿A cuánta distancia estarían? ¿Sería feliz ahora?

Alguna vez al año pensaban en el contrario y me imaginaban historias en las que habían acabado juntos y felices. Más pensaban que eso nunca llegaría a pasar.

/////

Jeonghan volvió a entrar a la oficina de investigación, acompañado por Seokmin, quien había ido a buscarlo directamente a su casa y le había explicado la situación de manera rápida.

Sus ojos se encontraron con los de Joshua, y no supo como disimular su nerviosismo, por lo que paseo su mirada por toda la sala para disimular. Allí habían algunos hombres más que no había visto nunca, a excepción de uno.

Frunció su ceño, sin moverse de su lugar. Aquel hombre pareció detectar su presencia y lo miro, sin hacer nada, pero después inclino su cabeza y puso una sonrisa burlesca en sus labios. Jeonghan trago duro, sabiendo la escena que se vendría a continuación.

- Vaya, vaya... el mundo es un pañuelo.- comento el hombre, rompiendo el silencio.- Yoon Jeonghan, es un placer volver a verte.- dijo, claramente mintiendo.

Joshua los observo.

- ¿Conoce al testigo?- pregunto uno de los oficiales.

- ¿Testigo, eh?- pregunto el oficial de la ciudad.- Bastante bien, de hecho.- miro esta vez a Jeonghan.- El hijo del señor Yoon, su nombre sonaba todos los días en la oficina cuando recién comencé. Todas las vecinas del barrio lo querían muerto.

Jeonghan sonrió con satisfacción.- Que bien que se acuerde de mí.- hizo una reverencia, burlándose de manera indirecta ante la cantidad de atención que había recibido.

- Empecemos.- corto la tensión Seungkwan.

Y al igual que el día anterior, se hizo un resumen de los hechos y una explicación sobre el cadáver, pero Joshua escondió el papel con los sellos. Los hombres que habían venido de la capital escribieron hasta el más mínimo dato e interrogaron a Jeonghan.

- ¿Hombre de traje rojo?- pregunto el hombre que había reconocido a Jeonghan.- Sé de un par de escuadrones personales que utilizan ese tipo de uniformes, pero sería una fuerte acusación y... algunos aquí no podéis correr tal riesgo.

Joshua apretó los puños, cansado de la cantidad de pullas que ese hombre tiraba cada que podía. Estaba a punto de revelarse y pedirle que dijera las cosas a la cara, más una mano se enroscó en su muñeca de manera delicada y sin que nadie se diera cuenta.

El corazón se le puso a mil y giro un poco su cabeza para ver el perfil de Jeonghan, quien tenía su ceño profundamente fruncido, sin prestarle real atención.

- No me importan la magnitud de las acusaciones.- le reprocho al hombre, ganando la mirada de todos.- Es su deber hacer algo, investiguen a la gente que haga falta y desfáganse de ese hombre antes de que mate a alguien más.

- Tiene razón, señor.- le apoyo otro de los hombres.- Si el asunto se sale de las manos y muere más gente, nuestros superiores podrían poner la vista sobre el caso y eso no sería bueno para nuestras reputaciones.

Joshua había dejado de prestar atención a la conversación, ya que seguía teniendo la mano de Jeonghan muy cerca de la suya, sus pieles se estaban rozando y unas enormes ganas de entrelazar sus dedos le invadieron.

Jeonghan siempre había tenido ese poder de mantenerlo en calma y tranquilizarlo. No era como Joshua, él pensaba antes de actuar y siempre lo detenía antes de cometer locuras. Y por lo visto, aquello no había cambiado a pesar de haber pasado siete años.





















체리

Cerezas // JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora