체리 17: Mucho más 체리

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3 años mas tarde.

Abrió los ojos de manera perezosa, teniendo que cerrarlos de nuevo por culpa de los rayos del sol. Sintió el blando césped en su espalda y algunas flores le hacían cosquillas en las mejillas.

Agarro el libro que descansaba en su estómago y se lo coloco en la cara para taparse del sol, y comenzó a estirarse con pereza.

- Has dormido, por lo menos, dos horas.- le informo Chan a su lado.

- Adoro dormir.- dijo simple.- ¿Aún sigues aquí?

- Estaba a punto de irme, tengo que ir a ayudar a Mingyu con el restaurante.- informo Chan, y lo escucho levantarse del suelo.

- Llévate una cesta.- murmuro.

- Bien, gracias.- dijo, ya unos pasos alejados de él.

Todo estuvo en silencio durante veinte minutos. Se lograban escuchar algunos pájaros cantar, pero por sobre todo, el sonido de las hojas con el viento era lo que más le gustaba.

Después de que Joshua se marchara, no volvió. Les habían informado que Kang Sanwoo, el consejero, fue decapitado, pero nadie informo sobre el paradero de Joshua. Seungcheol y Chan incluso fueron una temporada a la ciudad para ver si lo encontraban, pero el castaño no daba señales de vida.

Tuvieron que volver a su vida normal cuando paso más de medio año sin verlo. Jeonghan bajaba cada día al pueblo y comía con los amigos de Joshua, ahora siendo sus amigos también.

Ayudaba algunas veces a Mingyu en el restaurante, el nuevo vecino, también cuidaba de la hija de Soonyoung, pasaba el rato con las tres ancianas, repartía cestas de cerezas por el pueblo y también saluda a los trabajadores del departamento de investigación, Seungkwan, Seokmin, Wonwoo, y ahora Jun, quien había vuelto de china.

Prefería mantenerse ocupado para no pararse a pensar en el dolor que sentía su corazón. Había vuelto a pasar, se habían separado nuevamente y aquello era muy doloroso.

Nunca podría superar el amor que tenía por Joshua, y tenía muy claro que moriría solo si en cuanto al amor respectaba.

No supo cuanto rato después, se levantó de la hierba y soltó un suspiro. Su pelo había vuelto a crecer y esta vez era mucho más largo de lo que nunca lo tuvo, llegándole casi a media espalda. Se lo recogió todo en una coleta alta y se levantó.

Dejo el libro en su casa antes de volver fuera, pero esta vez, con una cesta.

/////

Chan tenía una de las cestas de Jeonghan bajo el brazo, llena de cerezas. Abandono el camino que lo llevaba a casa del rubio y comenzó a caminar por las calles del pueblo en dirección al restaurante de Mingyu.

Pero no llego muy lejos cuando alguien grito su nombre a lo lejos. Extrañado se dio la vuelta, creyendo que sería Jeonghan y que le traía algo que se había dejado, pero era Joshua.

Tardo en procesar aquello, pero finalmente dejo la cesta en el suelo y corrió a los brazos de su amigo, quien se había bajado del caballo para ser recibido.

- ¡Jisoo!- grito con alegría y lágrimas en sus ojos.- ¡Pedazo de idiota! ¡¿Dónde has estado todo este tiempo?!

- Me condenaron.- explico.- Yo también me alegro de volver a verte, Chan.

- Te he echado de menos.- murmuro, separándose.- Todos estarán muy felices de volver a verte. ¡Vamos a por Cheol! Están todos en el restaurante de Mingyu, es nuevo. Te caerá bien. ¡Beberemos hasta que se vuelva a hacer de día!

- Chan.- lo corto, aun con una sonrisa en sus labios. Chan sabía que se había apresurado por lo que se rio.- ¿Dónde está Jeonghan?

Chan quito la sonrisa de su rostro, como si no esperara aquella pregunta.- Oh, esto...

- Dime que no ha dejado Hahoe.- murmuro Joshua, espantado.

- No, no, no.- negó enseguida.- Sigue viviendo aquí, en el campo de cerezos.- explico con tranquilidad.- Bueno, ha pasado mucho tiempo, Jisoo-ya...

Joshua sabía eso, que no todo sería igual a cuando se fue. Pero seguía teniendo cierta esperanza en su corazón.

- Lo sé.- admitió.- Nos vemos después, antes debo ir a verle.

Chan lo vio marcharse, sonriendo.- Ash, que solo estoy.- se rio de sí mismo.

Joshua corrió por el camino que lo llevaba a casa de Jeonghan. Aquellos tres años habían sido horribles, había estado encerrado en las mazmorras tanto tiempo, que se sorprendió al volver a ver la luz del sol.

Había estado tan desnutrido y sucio, que se había tenido que quedar en casa de alguien por un tiempo. Un chico llamado Jihoon lo había acogido en su casa, también trabajaba en las oficinas.

Y cuando estuvo recuperado, fue que agarro el primer caballo que vio y corrió hacia Hahoe.

Término de subir la última cuesta y comenzó a ver los árboles de cerezas. Aún habían algunos pétalos rosas, pero el verde abundaba.

Llego junto a la casa, podía llegar a escuchar el río. Todo seguía igual a como lo recordaba. Lo único diferente era el hombre que había de pie junto a uno de los árboles, recogiendo fruta.

Tenía un hanbok de color azul marino, que hacía resaltar su blanca piel y su cabello blanco como la nieve, tan largo y pulcro como la cola de un caballo.

Jeonghan seguía teniendo esa aura angelical, aunque pasaran cien años seguiría siendo perfecto.

No pareció percatarse de su presencia, porque seguía recogiendo frutas con tranquilidad.

Joshua no se lo pensó.- ¡Yoon Jeonghan!

El aludido se encogió en su lugar y enseguida miro a su alrededor con sorpresa, hasta que sus ojos chocaron con los sonrientes de Joshua.

Jeonghan dejo caer al suelo la cereza que había agarrado del árbol y rodeo el cuello de Joshua con sus brazos, aprisionándolo con fuerza. Sin poder contenerse, comenzó a llorar y ha quejarse.

- ¡Dijiste que v-volverías!- sollozo, escondiéndose.

Joshua correspondió el abrazo, dejando varios besos en los cabellos rubios de Jeonghan.- He vuelto.

- Has tardado.- recrimino.

- Tendremos tiempo para explicaciones más tarde.- prometió.- Y-Yo... pensé en tantas escenas posibles y en ninguna de ellas te volvía a ver. Estoy muy feliz de estar a tu lado.

- Deja de decir idioteces..- murmuro, separándose y secándose los ojos con la manga.- Yo también estoy feliz de verte, pensé que estaría solo el resto de mi vida.

Joshua no pudo esperarse, y junto los labios de ambos en un beso que comenzó tranquilo e inocente, pero terminaron involucrando a sus lenguas y terminaron jadeando por la falta de aire. Habían estado mucho tiempo esperando ese momento.

Tras el apasionado beso, se acariciaron mutuamente, la cara, las mejillas, pelo, brazos, manos, hombros...no podían dejar de sonreír.

- Te amo demasiado.- murmuro Joshua contra los labios de Jeonghan.

El rubio sonrió.- Yo te amo mucho más.- canturreo.












FIN

체리

Cerezas // JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora