체리 7: El principio de todo 체리

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10 años atras

Por culpa de dos hombres que batallaban por el trono, la mitad de la población masculina del reino debían ir a librar una guerra que ni les interesaba.

Por aquellos tiempos, vivía con su padre. Su madre había muerto de una enfermedad hacía algunos años, pero eso no lo había hundido y había salido adelante con sus estudios.

Aun así, Jeonghan no pensó que debería ir a la guerra por la posición social de su padre. No es que fuera uno de los hombres más poderosos, pero llevaba un negocio que iba muy bien y se codeaba con gente importante tanto dentro como fuera del palacio.

- "Que te vaya bien"- fue lo único que dijo el hombre la mañana que tuvo que marcharse.

Bueno, puede que viviera con su padre y tuvieran una vida cómoda de lujos y una casa grande, pero la relación que tenía con su padre era más bien tirando a horrible.

Y no era culpa suya, era su genética la que había provocado esto.

Su padre, de tez blanca, ojos marrones y cabello oscuro. Su madre, de tez blanca, ojos marrones y cabello oscuro.

Pero, en cambio, el había salido con los ojos negros como canicas y un cabello blanco que nadie podía llegar a entender.

- "No es nada malo, no está hechizado, es solo un gen genético"- había dicho un curandero.

Puede que no fuera nada malo, pero le provocaba cosas malas, como el rechazo de su padre, las risas de algunos niños, las miradas de las mujeres y el rechazo de estas también.

Por eso se teñía con carbón.

Cada mañana se despertaba a una hora muy temprana para llenarse el cabello entero de carbón y que este quedara de un profundo color azabache.

Para su propio beneficio, Jeonghan era bueno con el arco, una virtud que lo había llevado hasta la guerra, por suerte no a las primeras filas, pero sí a uno de los batallones principales.

Debía compartir tienda de campaña con unos veinte hombres más, aquel lugar olía horrible, todo estaba sucio, no había comida y por las noches, tiritaba por culpa del frío.

Había tratado de aguantar, pero sus manos ya no podían tirar flechas por culpa de la congelación. Tenía miedo que el líder de su grupo lo matara al no servirle.

Se encontraba en su tienda, escuchando las conversaciones ajenas desde su cama, que eran tan solos cuatro trapos en el suelo. Vendaba sus manos con una cinta blanca, la sangre de las heridas se había secado por el frío y dolían.

- Déjame ayudarte.- se ofreció una voz delante de él.

Al subir la cabeza, se encontró con un chico de cabello corto y castaño, y una mirada dulce que no indicaba nada malo. No pudo responder, se dejó hacer y en menos de dos minutos ya tenía ambas manos perfectamente vendadas.

No sabía que decir, ¿debía de agradecerle o hacerle un favor?

- Debe ser difícil el arco.- comento el chico con sinceridad.- A mí se me da fatal, tengo muy mala vista.

Jeonghan salió de su trance y asintió.- S-Sí, bueno... yo soy malo peleando cuerpo a cuerpo, eso debe ser más difícil...- opino.

El chico le sonrió.- Perdona por no presentarme, soy Hong Jisoo.

Inclino la cabeza.- Yoon Jeonghan. Gracias por ayudarme...- murmuro.

- No es nada.- negó este, sonriente.

Y aquello solo fue el principio de su amistad. A medida que los días pasaban, se hacían un poco más cercanos, a pesar de que solo cruzaban cuatro palabras al día.

Dormían el uno al lado del otro, comían juntos, se ayudaban con las heridas, y reían juntos.

La guerra estaba siendo más larga de lo planeado, pero a ellos no parecía importarles demasiado. Habían aprendido muchas cosas, datos nuevos del contrario y sobre sus ideas, gustos, preferencias...

- ¿Tu cabello es blanco?- pregunto Jisoo es una de sus charlas.

Jeonghan asintió mientras tallaba una flecha.- Genética, dicen.

- Eso es genial.- opino, sorprendiendo al otro.- Nunca vi a nadie con el pelo así.

- Yo nunca vi a nadie con el cabello corto.- devolvió.

- Ah, eso.- murmuro el contrario, riendo nerviosamente.- Es por mi padre.

Jeonghan inclino su cabeza.- ¿Tu padre?

- Era extranjero.- informo, sorprendiendo al contrario.- No sé de donde era, siempre decía que del otro lado del mar, muy lejos.- explico.- Se llamaba Joshua.

- Joshua.- pronuncio Jeonghan, como si fuera una palabra mágica.- Me gusta.

- ¿Te gusta?

- Tiene gancho.- asintió, riendo.- Te pega.

- ¿Me pega?- pregunto.- ¿A partir de ahora me llamarás Joshua?- se burló.

- Claro.- asintió Jeonghan, sin tomarle importancia.- Es un lindo nombre.

"Es un lindo nombre", Joshua juraba haber sentido un vuelco en su corazón.

A partir de ese día, el único que lo llamaba Joshua era Jeonghan. Y lo decia de la manera más tierna, a veces acortaba su nombre, o lo pronunciaba de manera tierna para pedirle algo.

Pasaron las semanas, y con ellas, llego el fin de la batalla. Habían ganado.

- ¿Hemos ganado?- murmuro Jeonghan, viendo como todos los hombres de su campamento se daban abrazos y gritaban como locos.

- Parece que sí...- murmuro Joshua a su lado.

- Eso quiere decir que... ¿volveremos a casa?- fue una pregunta más para sí mismo, tratando de hacerse a la idea de que tendría que volver a su pesadilla personalizada. Volver con su padre.

Joshua que giro a verle.- Sí...

Y sin motivo alguno, se abrazaron, porque se supone que tendrían que estar felices de marcharse de allí.

Joshua se aferraba al peli blanco, no quería separarse, como si se fuera a marchar o a desaparecer de golpe. Jeonghan le imito, escondiendo su cabeza en el hombro contrario.

- Seguiremos en contacto.- aseguro Joshua, sonriendo.

Jeonghan se separó y le miro a los ojos. Sonrió.- Claro.

Joshua posó su mano sobre la mejilla contraria, pálida por culpa del frío y la falta de energía. La acaricio y sin pensárselo mucho, dejo un rápido beso en su otra mejilla.

Jeonghan se sonrojó, pero no se quejó.

Joshua le sonrió.- Nos vamos a casa.





















체리

Cerezas // JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora