•CAPÍTULO 4•

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THE BLACK SISTERS³
AVADA KEDAVRA
IV. Maligna intuición, malignos planes.
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Del tiempo que llevaba en la mansión Malfoy, el jardín se había convertido en el mayor orgullo de Narcissa. Y es que no podía ser menor, si estaba dedicando prácticamente la mayor parte de su tiempo libre en adornarlo y decorarlo como si de un castillo se tratase; la rubia había mandado a pedir de otros países, plantas y especies de vegetación ornamentales exclusivos para formar su propia fantasía.

Su embarazo avanzaba y habían muchas cosas que no podía realizar debido a que los sanadores le propusieron reposo para evitar cualquier inconveniente. No salía muy a menudo de su casa, por lo que ser la señora Malfoy y dominar la mansión era una labor de tiempo completo que la distraía de la vida que se estaba perdiendo en el exterior.

—Ama Narcissa— preguntó Dobby, uno de los elfos —¿a qué hora requiere que la cena esté servida?

—A las nueve, comeremos en cuanto llegue Lucius— respondió sin mirarle.

El elfo asintió y Cissy acarició su abultado estómago con cariño. Ya se estaba haciendo a la idea de la maternidad, tenía una extraña sensación de dicha y de ansias, pero a la vez sentía un miedo inexplicable sobre cómo ese nuevo bebé cambiaría su vida.

Desconocía muchas cosas sobre la maternidad, jamás pensó que la viviría sin el apoyo de su madre, es más, ellas se habían alejado bastante últimamente y la bruja jamás imaginó que moriría de forma tan prematura.

En ese momento, la compañía de Lucius era una de sus pocas vías de escape para con la cotidianidad. Estaba muy consciente de que este también la mantenía alejada a posta debido a su crisis matrimonial, sólo que el embarazo consumía mucha de la energía de Narcissa y no tenía las fuerzas como para pelear por ese tipo de pequeñeces.

Lucius la trataba bien y debía aceptar que ella era la parte que había roto la confianza y sus votos matrimoniales con demasiada facilidad. Narcissa se aburría sin dificultad, por eso debía mantener su mente ocupada o las ideas que podían salir de su mente podían ser peligrosas.

—¡Lucius! —saludó con una sonrisa auténtica en cuanto le vio cruzar el umbral —, que bueno que llegaste, te estaba esperando para que cenaramos juntos, tardaste más de lo normal—comentó queriendo obtener mayor información.

—Cariño, sucede que los aurores han vuelto a ir a las oficinas de los diplomáticos, me han interrogado nuevamente, por Bellatrix...

Lucius se acercó a besarla en los labios de manera cariñosa, esa cercanía bastó para que Narcissa detectara la fragancia de un perfume femenino emanar de la chaqueta de su esposo.

«Avada Kedavra» The Black Sisters ³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora