LA JOYA DE LA CORONA

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No veía la hora de regresar a los Ángeles, necesito salir de mi país, me despedí de mis padres y partí rumbo al aeropuerto privado de mi familia junto con todo mi séquito y por supuesto Fernando estaba junto a mí, nos sentamos juntos, quedamos solos, el avión es privado y muy espacioso, estamos cómodos y un poco más relajados, aunque tenemos cuidado con nuestras muestras de afecto, su mano está entrelazada con la mía mientras hablamos, detallamos todos los planes que tenemos, resumiendo el se irá conmigo de regreso a mi país por un tiempo indefinido cuando termine el semestre, odio que sacrifique su sueño por mí, así que haré todo para que termine su carrera universitaria conmigo y pueda dedicarse a componer como tanto lo desea, aunque lejos de Norteamérica; después de todo su talento es innegable y no necesita que un papel lo certifique, pero si eso quiere él eso tendrá, aunque antes de tiempo igual que yo; también quiere visitar a sus padres y hacerles saber su decisión, el está haciendo todo por mí, yo se lo devolveré con creces.

Llegamos a los Ángeles entrada la noche, todos estaban agotados por el viaje, cada quién se fue a dar un baño y luego pedimos algo de comer, el cansancio fue ganando y al final cada uno se retiro a su recamara; pero Fernando y yo aprovechamos para ir a dormir juntos sin que nadie lo note, me moría por pasar la noche con él; cuando los otros se fueron a sus habitaciones y no quedo nadie lo tome de la mano y lo llevé a mi cuarto, una vez dentro lo tomé por la cintura y empecé a besarlo apasionadamente.

Él responde a mis besos demandantes con anhelo, me siento nervioso, es la primera vez que voy a tener intimidad sexual con un hombre, el hecho de que sea mi amigo me pone aun más ansioso, él se separa de mi por un momento y coloca su mano en mi mejilla acariciando mi barba con ternura, sus ojos verdes tan expresivos destacan sus rasgos angelicales

-Ven...vamos a tu cama-. Me dice mientras me lleva con él y se sienta en el borde; empieza a desabotonar mi camisa, cuando termina reparte besos suaves en mi abdomen.

-Eres tan hermoso Tareck...me encantas-. Sus palabras y la sensación de su carnosa boca en mi piel hacen que mi erección crezca.

Yo termino de desnudarme frente a él, detallo su mirada, esta oscurecida por el deseo -La tienes muy grande...eso me gusta-. Dice el con los ojos fijos en mi erección y mordiendo su labio inferior de esa forma tan provocativa como sólo él lo sabe hacer; le sonrío y me inclino para besarlo mientras él se recuesta de la cama, le quito la playera y acaricio su torso concentrando mis caricias en sus pezones, se sienten suaves al tacto y eso me encanta, no me resisto a darles mordiscos leves que le arrancan suspiros a mi amante.

Acerco mis manos hasta sus pantalones y se los quito despacio, me deshago de la prenda y también de su ropa interior, quedando completamente desnudo ante mí, su cuerpo joven y esbelto me ofrece una vista hermosa y erótica. Me coloque sobre él y empecé a besar su piel terminando en sus labios, él me corresponde el beso apasionadamente mientras me acaricia, yo exploro su cuerpo hasta llegar a su miembro que ya esta erecto y empiezo a masturbarlo. Él gime de placer y yo me siento hipnotizado por su voz, nunca había sentido algo así.

-Quieres ver algo? Déjame mostrarte como me preparo para ti...-. Dijo susurrando en mi oído, aquello me exito aun más, él se aparto un momento de mí y empezó a rebuscar entre sus ropas olvidadas a un lado de la cama, saco un preservativo y un envase de lubricante; mi chico es muy listo, yo olvidé ese detalle por las ansias, él vuelve a su lugar cerca de mi y se coloca en posición semi sentado abriendo sus piernas mostrándome la zona más íntima de su cuerpo.

Yo observo atentamente todo lo que hace, debo admitir que me siento nervioso, como un adolescente en su primera vez, después de todo en realidad si es la primera vez que tendre relaciones sexuales con otro hombre, él me sonrie de manera pícara y untando sus dedos con el contenido del envase lo introduce delicadamente en su entrada, gime suavemente, yo no puedo apartar la vista de este espectáculo tan sensual que me ofrece Fernando. Estuvo haciendo eso unos minutos, primero uno luego dos y por ultimo tres mientras jadea y gime de placer.

-Te gustaría meter tus dedos en mi?-. Me pregunta con una expresión de aparente inocencia que de eso no tiene nada mi amigo, al menos no en el terreno sexual.

-Me gustaría meter otra cosa en ti, pero mis dedos también, por que no?-. Dije con una sonrisa ladina siguiendole el juego de coqueteo erótico que me hacía.

Él tomó mi mano, la unto con el gel lubricante y la guió hasta su entrada, mis dedos entraron de uno en uno, se siente raro, yo le hice esto siempre a las mujeres con que dormía, pero con mi amigo es distinto, su estrechez me sorprende gratamente y me gusta.

-Ahh Tareck!-.Gime él mientras acerca su mano a mi ereccion y empieza a tocarme, yo jadeo de placer e intensificó el empuje de mis dedos en sus adentros.

-Te gusta habibe?...quieres más, yo te dare más. Le dije sacándolos para tomar el preservativo y romper el paquete para colocarlo en mi pene, el abrió aún más sus piernas, y me acerque hasta que nuestros cuerpos quedaron unidos y yo empecé a introducirme en su interior.

El momento es intenso, empiezo a sentir su cálida estrechez, me da un placer que nunca antes sentí, tomo sus labios en los míos mientras termino de entrar en él, después lo miro directo a los ojos, llevo sus manos sobre su cabeza y las entrelazo entre las mías con fuerza, empiezo un suave vaivén que se torna mas rápido, dejo una de sus manos y dirijo la mía a su erección para acariciarla; él se estremece debajo de mi, yo entro y salgo de su cuerpo embriagado por la sensación que me produce el acto sexual. Fernando echa su cabeza hacia atrás y cierra los ojos con fuerza, siento como su interior se contrae porque esta apunto de alcanzar el climax.

-Ahh Tareck...voy a-. Ni siquiera pudo terminar sus palabras, se corrió fuertemente en mi mano y entre nuestros cuerpos, lo que hizo que entrelazara sus piernas en mi cintura uniendonos más, la sensación es caliente, su interior se contrajo por el placer y me aprieta de forma vigorosa; es demasiado para mí, siento mi climax cerca, así que lo abrazo y junto nuestros rostros.

-Fernando! Ahhh habibe, ahh!-. Exclamo sintiendo el golpe del orgasmo recorrer mi columna vertebral y el placer que sigue a la descarga; ambos quedamos sin aliento, yo encima de él respirando con algo de dificultad, pero con una satisfacción que nunca había sentido.

Salgo de su interior lentamente, él gime como a modo de reproche lo que me causa algo de gracia, me deshago del preservativo y regreso a su lado para abrazarlo, él me corresponde y esconde su rostro en mi pecho, eso me enternece, nunca había visto tanta dulzura en un hombre, Fernando es especial, estando con él así, abrazados entre las sábanas después de darnos tanto placer, me hace sentir lo que es ser realmente un príncipe, una persona privilegiada, porque tengo lo que quiero incluso si es prohibido, lo que al principio era una amistad improbable por la gran diferencia entre nosotros se convirtió en una pasión incontrolable; irónicamente y aunque me cueste admitirlo fue en parte gracias al "Profesor inútil" que pude conocer a quién es ahora mi tesoro mas preciado, le tendré que agradecer de alguna manera a ese viejo amargado, sino fuera por él nunca me abría topado con mi amado.

Miro a mi angel, beso su cabello rubio y rizado que esta húmedo por el sudor, el me devuelve la mirada y me sonríe acariciando mi cabello y mi rostro, nos empezamos a besar profundamente y estuvimos así hasta que nos separamos por falta de aire, Fernando se quedó dormido y yo vigilo su sueño hasta que también empiezo a caer dormido, con el pensamiento de que haré lo que sea necesario para mantenerlo a mi lado; él es mío y no permitiré que nada lo aleje de mí.

Nadie le quita a un príncipe la joya de su corona.

EL DESEO PROHIBIDO DEL PRÍNCIPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora