Capítulo 12 Adictivo

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No lo entendía, Queen había tenido el detalle de traerme a un parque hermoso, habíamos comido, habíamos disfrutado de una conversación tan agradable, incluso nos habíamos reído hasta que mis mejillas se habían sentido tensas.

Sin embargo, al ir de camino al hotel había dicho que no compartiría conmigo la habitación, sabía que era un intento de que me quedara tranquila o eso era lo que había pensado hasta que subimos al ascensor después de que esa mujer le hubiera dicho que no había más que una habitación.

Se había atrevido a ofrecerme una barrera de almohadas entre ambos, no sabía si me trataba de ser una mojigata o si todo este tiempo no le había llamado ni un poco la atención y solamente me había besado como parte del plan.

—¿No te gusto? —las palabras salieron de mis labios.

Sentía mis mejillas ardientes, pero quería saberlo, quería saber si realmente esto se trataba solamente de un juego. ¿En qué estaba pensando? ¿Por qué se me había ocurrido preguntar aquello? Es decir, había quedado en claro que todo eso era un plan, los besos que habían pasado entre ambos, eso también iba dentro del plan.

Su silencio ante mis palabras solamente lo hacía más incómodo, así que me dispuse a tomar la toalla y la bata para irme al baño. Quería que la tierra se abriera y me tragara por mi gran bocota, no había tenido que decir aquello, nunca debí de preguntar.

—Eres una mujer hermosa —respondió de manera repentina.

Mi corazón se paralizó al escuchar aquellas palabras, ni siquiera pude darme cuenta en que momento se había puesto de pie, me acorraló contra la pared, podía sentir su respiración sobre mis labios y el calor se iba esparciendo por cada rincón de mi cuerpo.

—Podría mentirte diciendo que no me pones, pero lo haces y mucho —me susurró al oído y su brazo pasó alrededor de mi cintura para aproximar más mi cuerpo al suyo— Desde que te besé la primera vez no dejan de pasar por mi cabeza escenarios en los que estás gimiendo para mí y eso me está enloqueciendo.

No esperaba aquellas palabras, que lo admitiera de una manera tan espontánea, yo no soy el tipo de mujer que sabe como responder ante tal confesión, pero estaba caliente, cachonda y deseaba que sus fantasías conmigo se volvieran reales, no puedo negarlo que Queen es un hombre con todas sus letras.

—Podemos... —dije en un susurro de forma lenta mientras desabotonaba un poco la camisa que llevaba puesta— Volver realidad cada una de esas escenas...

Acercó sus labios a los míos, su respiración era pesada, me apoyó en la pared y me alzó un poco entre sus brazos, fue en ese momento que mi falda se subió hasta mis caderas. Una sonrisa canalla escapó de sus labios antes de que poseyeran los míos con pasión, lo hacía tan bien que mis labios se sentían inexpertos sobre los suyos, me sentía como una principiante, me estaba robando el aliento con cada uno de sus movimientos.

Un gruñido escapó de sus labios, no perdí el tiempo, aunque mis manos estuvieran un tanto temblorosas, logré quitarle la camiseta ajustada que llevaba, sentí su cuerpo remarcado en mis manos, su piel suave y bajé mis labios de los suyos para recorrer su cuello y luego bajar un poco más hasta donde mi cuerpo me lo permitía.

Me llevó hasta la cama, me lanzó encima y sin quitar su mirada de la mía, me desabrochó la camisa, me quitó la falda para luego contemplarme únicamente en ropa interior. Mis mejillas volvieron a arder, junté un poco mis piernas, avergonzada, como si de alguna manera pudiera verme a través de la ropa interior, pero Queen me separó las piernas con un gesto de perversión.

Situó su cuerpo en medio de mis piernas, aún estaba con la parte de abajo de su ropa puesta, pero eso cambió en cuestión de algunos segundos, así estuvimos en igualdad de condiciones.

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