¿Sabías acaso cuanto busqué a alguien que quitase tu puesto de mi corazón?
Mientras Francisco hacía la mejor gala de sus conocimientos, yo me sentía algo perdida ante tanta cháchara inútil. Cada vez que él realizaba algún gesto, una mirada o un titubeo me recordaban inevitablemente a Antonio. ¿Cómo es posible que pareciera que todo gritase su nombre? Cada cuadra, cada esquina de esta enorme ciudad tiene su esencia grabada en mis ojos. Recordaba nuestros paseos, platicas y peleas.
Quizá tuve la mirada perdida mucho tiempo porque Francisco detuvo su monologo y se quedó mirándome a los ojos.
—¿Quién es el idiota? —preguntó sin una clase de rodeo.
Me sobresalté. Si es verdad, siempre soy demasiado predecible.
—Tienes razón es todo un idiota —dije más para mí misma.
Él se puso las manos al cuello.
—No tiene remedio ¿A que sí?
—¿Qué cosa? ¿Hablamos del idiota o de mí?
—Quizá de ambos —dijo tocándome la punta de la nariz con picardía. Suspiré derrotada.
—Tal vez sí. Es raro ¿sabes? —comenté de la nada —me desagradas un montón porque te pareces a él. Pero no puedo odiar al original.
Guardé silencio por unos instantes, tratando de reordenar mis ideas. Era claro que cuando veía a Francisco no lo veía a él propiamente tal. Sino a otra persona. Dicho sea de paso, cualquier sentimiento que me causara, no sería por él.
—Y esa es la razón porque tal vez, no sea disgusto lo que siento por ti. Quizá es algo que quiero evitar. No quiero un reemplazo— dije finalizando la situación.
Me alejé de él sin darle tiempo a reaccionar.
___________________________________________
¿Sería el tiempo para enfrentarme a mi sentimiento? Tomé el teléfono para llevarlo a mi pieza. Katte me contestó algo distraída en la otra línea.
—Hoy me fui con Francisco.
Un largo silencio se percibió entre nosotras. Miré el auricular para percatarme si estaba bien conectado.
—¿Me escuchas?
—¿Por qué lo hiciste Angélica? —soltó enfadada —sabes muy bien que a mí... es decir a Victoria le gusta.
—¡También te gusta!
Y Katte me cortó la comunicación abruptamente.
_________________________
Felipe me miró con reproche en sus ojos claros. Seguí mirándole sin entender que pasaba por su mente. Luego suspiró y comenzó.
—Entonces ¿No sientes nada por este tipo?
ESTÁS LEYENDO
Formas Idiotas Para Amar
RomanceFormas Idiotas Para Amar: Una brevísima y ligera novela juvenil donde los chicos se enamoran, pelean y lloran mucho ¿No es la adolescencia siempre problemática? Así Angélica descubrirá que crecer es siempre doloroso aunque tenga su pequeña recompe...