Entre desastre y tranquilidad.
Cuando tocas mi piel, yo puedo oler el desastre
Los días seguían pasando frente a mis ojos cansados. Las chicas comenzaron a mirarme con enojo y yo sabía exactamente a qué se debía aquello. Era Francisco porque cada vez se aparecía con mayor frecuencia en la sala para buscarme. A veces lo rechazaba sin mucho tacto, otras tantas me hacía enfurecer y algunas pocas ocasiones aceptaba la salida que me proponía.
Normalmente, en esos momentos invitaba a Victoria que viniera con nosotros, pero ella ponía mala cara frente a esas situaciones. Francisco solo se quedaba en silencio, con las manos en los bolsillos y mirando con cierto rencor a Antonio.
Durante los cortos paseos que tuve con él fue inevitable contarle todo lo transcurrido, antes de las vacaciones de invierno. Sin entender mucho el porqué, le platiqué sobre la confesión de Antonio, las dudas de mi corazón, los pocos besos que compartimos y como todo terminó sin darme tiempo a reaccionar.
—¿Ni siquiera fue capaz de pedirte una disculpa? —vociferó en medio del parque donde estábamos sentados.
—¿Por qué no gritas un poco más fuerte? —le respondí furiosa —creo que los sujetos de la otra ciudad no alcanzaron a escucharte.
Para Francisco el culpable de todo. Muchas veces terminamos discutiendo porque yo defendía a Antonio por sobre cualquier cosa. Hasta que aquel suceso ocurrió.
***
Rebeca llegó con sus materiales, guías y correcciones. Traía una expresión de cansancio, felicidad, horror y nauseas, un abanico de emociones que me hizo sonreír. Cada día podía sentir más cariño por esa docente tan exigente y apasionada por enseñar. Incluso nos contagió a todos con su entusiasmo porque estábamos haciendo trajes, planeando algunas puestas de escena y creando vestuarios.
—¡Hoy voy a decirles quiénes serán nuestros protagonistas! —dijo abriendo su cuaderno y buscando el nombre de la pareja —Angélica es Julieta y Antonio será Romeo.
¿Qué? ¿Acaso escuché mal? Claro, obviamente Rebeca nos está haciendo una mala broma. No es posible que nos eligiese entre estos 35 estudiantes del salón. No puedo tener tanta mala suerte ni mucho menos quiero estar cerca del metro cuadrado de él.
—Ya ahora en serio —le comenté tratando de no explotar —¿Quiénes son los protagonistas de la obra?
—Acabo de decirlo Angélica...
Estoy segura de que se fue el color de mis mejillas, porque de pronto me sentí invadida por una extraña sensación de frio. La ansiedad comenzó a brotar de mi mente y la palabra ¡No! Se formaba en mi cerebro de manera clara y brutal.
—No quiero —respondió notando de inmediato las miradas de todos los presentes —no quiero ser la protagonista de la obra, prefiero mil veces hacer el guion o cualquier otra cosa.
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Formas Idiotas Para Amar
RomanceFormas Idiotas Para Amar: Una brevísima y ligera novela juvenil donde los chicos se enamoran, pelean y lloran mucho ¿No es la adolescencia siempre problemática? Así Angélica descubrirá que crecer es siempre doloroso aunque tenga su pequeña recompe...