"A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante."Oscar Wilde
—Mira tú no me agradas, yo no te agrado, pero si no me ayudas... buscaré un lugar para enterrarte y jamás veras la luz del sol.
Tomé el famoso aparato entre mis dedos. La botella, con dos alambres en cuyos extremos tenía papel metálico, debía repelerse si le acercaba algo cargado con energía estática. Mas este permaneció inalterable.
—¡Ríndete cosa espantosa! ¡Funciona de una buena vez!
El aparato se movió con lentitud espantosa. Abrí los ojos con desmesurada esperanza, para luego cambiar mi expresión por una de decepción tremenda...
—¡Como quieras! —refunfuñé metiéndolo en el fondo de mi bolso.
***
Mi mejor amiga como siempre me esperaba en la esquina de la calle.
Yo llegué con unas tremendas ojeras. No había dormido desde hace unas cuantas horas, pero me sentía morir. El rostro de ella tampoco mostraba signos de pasar una buena noche.
—¿Lograste que funcionara? —repliqué con la voz cansada.
—Para nada —estuve a punto de estrellarme en contra de la pared más cercana —pero alguien de mi curso me debe un favor.
—Es fácil para ti Katte, tu curso esta lleno de físicos, para los cuales hacer esto es un juego de niños —realicé un puchero el cual logró hacerla reír —¿Qué haré yo?
—Angélica descuida Felipe puede repararlo... ahora cuéntame de nuevo eso de ayer.
Desvié le mirada. Ya comenzaba a arrepentirme de esa llamada telefónica.
Desesperada como estaba la noche anterior, terminé comunicándome con Katte para pedirle ayuda. De la nada terminé narrándole todo lo sucedido durante el día. Ella casi dio por alto lo pasado con Armando, lo único que hizo fue bombardearme con preguntas acerca de Antonio. Tenía una absurda teoría de que tanto él como yo estábamos enamorados uno del otro.
¡Qué tontería! Yo no estaría con él aunque fuese el último sujeto en la Tierra.
—En que idioma te lo explico —agarré aire con seguridad —Antonio no está ni estará enamorado de mí.
—Luego me dicen tonta a mí —murmuró entre dientes.
—¿Qué dijiste?
El rostro de ella evidenció un creciente enfado. La miré sin entender que demonios estaba pasando. La chica me sostuvo la mirada miel con enojo y después soltó:
—¡Lo que escuchaste! —Ella gritó con fuerza inusitada —¡Eres una tonta Angélica!
Katte avanzó entre la multitud, demasiado molesta hasta para explicarme que le había sucedido.
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Formas Idiotas Para Amar
RomanceFormas Idiotas Para Amar: Una brevísima y ligera novela juvenil donde los chicos se enamoran, pelean y lloran mucho ¿No es la adolescencia siempre problemática? Así Angélica descubrirá que crecer es siempre doloroso aunque tenga su pequeña recompe...