Capitulo cuatro

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Primero que todo: perdón por la demora >

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Primero que todo: perdón por la demora >.< Segundo: disfrute el capitulo c: tercero: prometo no desaparecer así otra vez T_T

Voy como los perros mojados a la siga de tu recuerdo, sujetándome las palabras.

Mientras mis dedos intentaban arreglar mi desordenado cabello de color castaño yo seguía con la cabeza en la luna. El espejo me devolvía mi desorientada mirada adornada por unos lentes de color azul desteñidos por el largo uso. Realmente darme cuenta que ya era hora de regresar al colegio, me hacía sentir muy perdida al respecto de qué hacer o sentir. 

A veces me pregunto si soy solo yo, la persona que se cuestiona su existir, o si realmente es como mamá dice: "Angélica— junta sus brazos y frunce el ceño para darle mayor impacto— eres adolescente, y eso es lo que hacen los chicos a tu edad. Adolecer, padecer y sufrir. Es totalmente normal sentirte miserable cada uno de estos días"

Dejé el cepillo sobre el mueble del baño observando como todos mis rizos caían desordenados sobre mis hombros. Me sujeté el puente de los lentes para hacer otra mueca. Aparte de la mata de cabello que poseía, mi piel morena contrastaba con el uniforme oscuro. Nunca me ha gustado mi cuerpo, mi pelo, mis ojos, mis dientes, mis temores e idioteces. A veces me pregunto porque tenemos que vivir la adolescencia, aunque sé que después me arrepentiré de los años desperdiciados y desearé nuevamente ser una idiota con la hormona revuelta.

—¡Angélica vas a llegar tarde!

—Maravilloso. —Tomé una cinta para atar mi rizado cabello. Error fatal ahora parecía una enorme planta de maíz con los pelos por todas partes. Suspiré y lo solté mientras salía del baño.

—Ange....

—Sí sé —le respondí a mamá —voy a llegar tarde, me expulsarán del colegio, no podré ir a la universidad amplio etc.

Ella tomó el cepillo que estaba en mi otra mano, visiblemente molesta por mi comentario lleno de negatividad.

—Me pregunto cuando dejarás de ser tan adolescente. —Tiró mi cabello dejándolo un poco más ordenando.

Me fui de la casa antes de que comenzara el eterno sermón sobre el futuro.

***

El primer día de clases... ahora recuerdo por qué tenía tan pocas ganas de levantarme hoy en la mañana. Sé que lo mencioné un poco más arriba, pero realmente uno nunca hace nada interesante en este día. Aparte de saludar a Felipe (él cual me contó de una chica que conoció en el verano, o sea un poco de lo mismo de siempre) y a otras personas, nada espectacular había sucedido.

El timbre para el segundo recreo sonó mientras pensaba en todas esas tonterías. Saqué el libro de mi maleta: "El amor en los tiempos del cólera" mientras hundía la nariz en él, Felipe se estiró y me dijo: iré a comprar dulces, y yo tan solo subí una ceja para que supiese que lo había escuchado. En eso estaba cuando Antonio se sentó en su puesto observándome fijamente.

Formas Idiotas Para AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora